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Las olas de calor observadas en el Mediterráneo occidental durante 2022 y 2023, que experimentaron temperaturas promedio de 3,6 y 2,9 grados por encima de lo normal, respectivamente, superaron las variaciones climáticas naturales de los últimos mil años. Esto se atribuye al calentamiento provocado por la actividad humana.
Esta es la conclusión principal de un estudio realizado por científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en colaboración con investigadores de la Universidad de Zaragoza, el Instituto de Geociencias (IGEO-CSIC), y las universidades Johannes Gutenberg (Alemania) y Cambridge (Reino Unido).
Las olas de calor se intensifican debido al cambio climático
“Estas olas de calor, que anteriormente se consideraban extremadamente raras, con una frecuencia de aparición de aproximadamente 10.000 años, podrían suceder entre 4 y 75 años bajo las condiciones actuales provocadas por el cambio climático causado por el ser humano, dependiendo de los escenarios futuros de emisiones de gases de efecto invernadero”, afirmó Ernesto Tejedor, del MNCN.
Uno de los factores principales que contribuyeron a las olas de calor en 2022 y 2023 fue el rápido incremento de las temperaturas en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, donde el aumento fue el doble que el promedio global, intensificando las olas de calor y las sequías en la región.
El impacto del calor africano en Europa
En efecto, las condiciones climáticas de esos dos veranos, caracterizadas por una menor nubosidad proveniente de las Azores, facilitaron la llegada de aire caliente del Sáhara hacia Europa. Esto resultó en récords en las horas de máxima radiación solar, la reducción del hielo en los glaciares de los Pirineos y los Alpes, y la disminución del caudal de los ríos debido a una sequía extrema, que se vio agravada por la escasez de lluvias durante el invierno y la primavera.
Tejedor señala que, en lo que respecta a España, la notable anomalía que se ha observado en las temperaturas a lo largo del año nos permite identificar el año 2022 como el período con los registros más elevados desde que se comenzó a llevar un seguimiento de estos datos en 1890. Esta información resalta la magnitud del aumento de las temperaturas en el país, lo que representa un hecho significativo en el contexto del cambio climático y sus efectos en el clima español.
Las urgentes medidas de adaptación
Gerardo Benito, del MNCN, señala que las olas de calor prolongadas y las sequías han afectado gravemente a los ecosistemas, los servicios hídricos y la biodiversidad, así como a sectores económicos clave como el turismo y la agricultura. En 2022, se registró la segunda mayor superficie quemada en el Mediterráneo occidental y más de 60,000 muertes relacionadas con el calor en Europa, especialmente en España e Italia.
El estudio indica que los fenómenos extremos proyectados para finales del siglo XXI ya están sucediendo, lo que resalta la urgente necesidad de medidas de adaptación y mitigación al cambio climático. Las economías mediterráneas, que dependen del turismo y la agricultura, son cada vez más vulnerables, lo que impactará su desarrollo futuro. “Debemos actuar pronto, ya que las olas de calor serán más frecuentes y tendrán graves consecuencias sociales, económicas y ambientales”, concluye Tejedor.
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