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El propósito del plan climático de la aviación (OACI) de reducir sus emisiones de CO2 en un 50% para 2050 podría suponer la deforestación de más de tres millones de hectáreas de selva.
Así se recoge en un informe de la organización Rainforest Foundation Norway
El estudio muestra el impacto que provocaría el uso de biocombustibles en el sector de la aviación. Cumplir el objetivo climático de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) supondría sustituir los combustibles convencionales, como queroseno y otras mezclas procedentes del petróleo, por otros alternativos.
Actualmente hay diferentes tecnologías disponibles para producir combustibles de aviación alternativos, pero la única que está disponible comercialmente es la HEFA. Se trata de combustibles producidos a partir de aceites vegetales y grasas animales.
Las materias primas más baratas son el aceite de palma y el de soja
Productos que ya están provocando graves impactos climáticos, destrucción de selva y quebrantamiento de los derechos humanos.
Salvo que alguna regulación lo impida, la introducción de combustibles alternativos en el sector aéreo acabará derivando en un aumento de la demanda de estos aceites.
Para cuantificar la situación, el informe utiliza un análisis, perfilado por la propia OACI, en el que se muestra que una sustitución progresiva de combustibles convencionales por HEFA que conduzca a la total sustitución en 2050 necesitaría producir en 2030 alrededor de 35 millones de toneladas de aceite de palma, cerca de 3,5 millones de toneladas de productos derivados del aceite de palma (PFAD) y 35 millones de toneladas de aceite de soja sólo para producir combustibles de aviación. Para comparar, la producción global anual de aceite de palma está cifrada en alrededor de 70 millones de toneladas.
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