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El grupo Opik de Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha analizado como la precariedad laboral causa un impacto en la salud mental de los trabajadores.
Este impacto se da, independientemente de otros factores económicos, principalmente en el nivel salarial y en la vulnerabilidad en el caso de las mujeres.
La investigación ha analizado la relación entre la inseguridad laboral, medida por dimensiones y como índice multidimensional, y la salud mental de hombres y mujeres asalariados en el País Vasco.
La precariedad laboral y su influencia en la salud mental fue estudiada en detalle
"Creemos que es necesario abordar la inseguridad laboral desde esta perspectiva más multidimensional; de lo contrario, se pueden dejar de lado muchas cosas que podrían ser inseguridad laboral y que no se están analizando", señala Erika Valero-Alzaga, una de las investigadoras del grupo.
Con el objetivo de tomar una perspectiva multidimensional de la inseguridad laboral, y así poder conocer la importancia de cada una de sus dimensiones, el estudio se basó en la escala de inseguridad laboral EPRES, que consta de 6 dimensiones:
- Impermanencia
- Salario
- Desempoderamiento
- Vulnerabilidad
- Derechos
- Capacidad de ejercer derechos
Cada una de ellas fue analizada por separado, con el objetivo de poder identificar aquellas que tenían un impacto grande sobre la salud mental.
Y las conclusiones señalaron que la precariedad laboral queda asociada de manera significativa con una mala salud mental tanto en hombre como mujeres.
"Vimos que había algunas dimensiones que parecen ejercer un mayor impacto que otras en la salud mental", señala Valero.
El nivel salarial entre ambos sexos, o la vulnerabilidad de las mujeres se relacionan mucho con un peor estado de salud mental en los trabajadores.
La impermanencia del mercado laboral español, por si sola, no parece afectar a la salud mental como las anteriores. Por otro lado, las transformaciñon socioeconómicas y políticas, según el estudio, han dado lugar a un importante deterioro de calidad del empleo, con la pertinente crecida de los riesgos y la inseguridad laboral.
El estudio refleja como las mujeres ocupan puestos de menor calidad, cuentan con menos contratos indefinidos que los hombres y los niveles de salarios más bajos, y tienen una sobre presencia en empleo a tiempo parcial.
Además, la precariedad laboral se concentra en los jóvenes y en las personas que cuentan con un menos nivel socioeconómico.
Un estudio que busca dar soluciones a este problema
"La precariedad laboral tiene efectos negativos enormemente significativos en la salud mental, por lo que teniendo en cuenta el impacto que el trabajo en general (trabajo remunerado y trabajo doméstico y de cuidados) tiene en la vida de las personas, debería ser una prioridad a nivel político. Hasta ahora, la preocupación ha sido acabar con el desempleo, ya que se ha visto que también ejerce un impacto negativo en la salud; pero no se trata sólo de garantizar el acceso al empleo, sino de asegurar el acceso a un empleo decente y a unos niveles salariales adecuados", añade Valero.
El análisis podría contribuir a identificar los aspectos más desfavorables de la precariedad laboral para la salud mental, tal y como esgrime la investigadora, con el fin de que se pongan en marcha medidas sociopolíticas para solventarlo.
Pero al ser un estudio transversal de la precariedad laboral, la investigadora pide que se promuevan nuevas investigaciones con el fin de poder adaptar y analizar la escala EPRES en autónomos y personas que no cuentan con un contrato laboral.
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