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La propuesta para la nueva Ley de la Vivienda contempla aumentar las ayudas para las personas que alquilen sus viviendas. Esto hace que las rentas altas se benefician de más de la mitad de las ayudas al alquiler. De hecho, la medida fiscal se calificó de “regresiva” en un informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
Las nuevas ayudas al alquiler contribuyen a aumentar la desigualdad
También lo hacen las desgravaciones por aportaciones a un plan de pensiones. En ambos casos, básicamente, se benefician las rentas más altas.
Si una persona alquila un piso de su propiedad tiene que declarar esos ingresos en su renta. De este modo, Hacienda le premia con una reducción del 60 % de la cuantía. Se supone que este incentivo está diseñado para incrementar la oferta de viviendas en alquiler. A parte, esta medida tiene un coste de 1.039 millones de euros al año para las arcas públicas.
La nueva Ley de la Vivienda también plantea premiar con menos impuestos a los propietarios que reduzcan el precio de alquiler: hasta un 90 % de reducción de los ingresos si se rebaja el precio en un 10 %. Si no hay otro tipo de cambios, la regresividad de este esquema de ayudas no cambiará o incluso puede ir a más.
Algo más de 1,3 millones de contribuyentes ganan dinero alquilando una vivienda de su propiedad
La mitad de estas personas están muy concentradas en los tramos más altos de renta y viven en Madrid y Barcelona.
Cuanto más dinero se tiene, más posibilidades de tener un piso en el que no se viva y se pueda destinar al alquiler. Y son estos contribuyentes los que se reparten 600 millones en bonificaciones (más de la mitad de los 1.039 millones que cuesta la medida).
En el informe de la AIReF se recomendaba reorientar los incentivos a facilitar el acceso al alquiler a los colectivos más vulnerables, sobre todo en las grandes capitales. Son estos hogares los que mayor esfuerzo económico tienen que hacer para pagar la renta de la vivienda.
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