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No solamente son historias de fantasmas o bases de argumento para una película de terror. Muchos de nosotros hemos escuchado hablar, o incluso hemos experimentado en nuestras propias carnes, aquello que algunos llaman "sentir una presencia". Es algo tan común y habitual, que la ciencia lleva estudiándolo de forma seria desde 1894, cuando se hicieron las primeras investigaciones aplicando un método científico.
Los resultados de este primer estudio sobre aquello de "sentir una presencia" fueron contundentes, ya que 1 de cada 43 personas aseguró haberlo experimentado, en un estudio que se realizó a un total de 17.000 personas en Reino Unido, Estados Unidos y algunos países europeos. Este trabajo fue realizado por la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR, por sus siglas en inglés) y se publicó bajo el nombre 'Censo de Alucinaciones'. También determinaron que ocurría en demasiados lugares diferentes como para se runa mera casualidad.
Sentir una presencia más allá de un trastorno mental
A pesar de ello, las investigaciones fueron por otros derroteros. Este tipo de experiencias se tendía a relacionar con trastornos psicológicos o enfermedades mentales, por lo que muchas veces costaba admitir que se había vivido una experiencia así o incluso que se llegase a tomar en serio. Sin embargo, el trabajo que realizó la SPR en su momento, también asentó las bases de un elemento esencial para explicar el fenómeno de sentir una presencia: los límites del sueño.
Ben Alderson-Day, profesor asociado de Psicología de la Universidad de Durham, publicó un artículo en 'The Conversation' que la BBC recopiló en su edición en español, en la que indagaba sobre aquello que había dicho la ciencia a lo largo de la historia con respecto al fenómeno de sentir una presencia, citando en primer lugar el estudio ya mencionado. Algo que más adelante se hilaría con su potente vínculo con la parálisis del sueño, una experiencia que ha sentido el 7% de los adultos alguna vez, según sus datos.
La parálisis del sueño se da precisamente en estos límites del sueño en el que nuestro cerebro se encuentra saliendo del sueño REM activándose, pero nuestro cuerpo aún se encuentra paralizado por la acción de dormir. Esto genera una contradicción y puede acabar derivando en experimentar el fenómeno de sentir una presencia. Estudios más recientes, concretamente de 2014, intentaron ir más allá buscando una respuesta en la alteración de las expectativas sensoriales.
Expectativas y duelo
El estudio de 2014 probó en voluntarios un procedimiento para "engañar" al cerebro, haciéndole sentir a través del tacto, algo que realmente no estaba ocurriendo, a través de sincronizar movimientos con los de un robot que estaba directamente detrás de los voluntarios. Esto vendría a ser similar a cuando observamos acciones y eso se traslada al sentido del tacto.
Alderson-Day también realizó su propia investigación en 2022, buscando los puntos en común entre la práctica espiritual, los deportes que implican resistencia y los relatos clínicos, ya que en ellos siempre se han encontrado casos del fenómeno de sentir una presencia. En todos aseguraron haber experimentado este fenómeno en situaciones relacionadas con el sueño e "impulsadas por factores emocionales, como el dolor y la pérdida", explicaba el profesor en el artículo.
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