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El ser humano posee una de las habilidades más fascinantes del planeta: la capacidad de crear. Una capacidad que surge a través de nuestra imaginación y nuestra creatividad. Estas habilidades son inherentes a todos nosotros y han resultado de gran utilizada para nuestra supervivencia a lo largo de los siglos. Son la base del desarrollo tecnológico y por supuesto también del cultura y el artístico. Nos define y nos mueve.
Aunque la creatividad se encuentra dentro de cada persona, lo cierto es que algunos parecen poder acceder a ella de forma más sencilla que otros. Esto ha levantado siempre muchas preguntas: ¿tiene grados? ¿se puede aprender? ¿y entrenar?, preguntas como estas han inquietado al ser humano desde hace unos cuantos siglos atrás. Arquímedes fue uno de los pioneros en teorizar sobre técnicas de aprendizaje y mejora, pero han venido muchos más detrás de él. Con el 'boom' de la neurociencia, se abren nuevos caminos para conocer más sobre esta herramienta.
La creatividad en los sueños
Dmitri Mendeleïev escribió: "Soñé con una mesa en la que cada elemento tenía un lugar lógico. Cuando me desperté, inmediatamente lo anoté en un papel. Solo necesitaba hacer una corrección". Este es el famoso sueño del químico ruso Mendeleïev nacido en 1869, quién inquietado por un reto científico que no conseguía resolver, una noche tuvo un sueño en el que se le reveló la solución. No se trató de ningún proceso místico universal, sino más bien de nuestra 'red neuronal por defecto'.
Un reciente estudio publicado por el Centro de Neurociencias Cognitivas de Lyon titulado 'Nature and Science of Sleep' (Naturaleza y ciencia del sueño en español), reveló que había un elemento que marcaba la diferencia entre una persona más creativa que otra: la red neuronal por defecto. Esta red conecta neuronas de corma libre y casi desenfrenada para generar ideas de forma veloz. Posteriormente, el cerebro se encarga de clasificarlas y quedarse con las que más le interesen, para posteriormente dejar que se encargue nuestro cerebro racional, es decir, la corteza prefrontal.
De esta misma forma, esta 'red neuronal por defecto', era responsable también de nuestros momentos de divagación, del soñar despierto y de cuando dormimos. En el estudio, los investigadores pudieron detectar que las personas más creativas presentaban una red neuronal por defecto más activa y que además eran capaces de recordar sus sueños por las mañanas. Esto viene a decir en palabras sencillas que se necesita creatividad para poder soñar y viceversa.
Potenciar nuestro ser creativo
Arquímedes no estaba tan equivocado cuando pensaba que podíamos mejorar nuestra creatividad. Ahora la ciencia lo avala y le da fundamento. No tenemos más que estimular nuestra red neuronal por defecto para que trabaje más. ¿Cómo? a través del aburrimiento. Una de las claves es anular los estímulos externos que tenemos a diario, como la televisión el ordenador o los videojuegos. Fuera de todos estos estímulos, nuestro cerebro empieza a aburrirse y, aunque no lo parezca, comienza a trabajar para menguar su aburrimiento, haciendo lo que más le gusta: crear.
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