Lectura fácil
El 91 % de los niños con sordera en torno a los 4 años de edad ya ha adquirido la lengua oral, lo que significa que puede iniciar el aprendizaje de la lectoescritura en igualdad de condiciones que el resto de compañeros, según el estudio ‘Situación socioeducativa de las personas con sordera en España’ realizado por la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas).
Mejora la situación socioeducativa de los alumnos con sordera
Los resultados se expusieron en el diálogo ‘Entornos Educativos Digitales e Inclusivos. Avanzar desde lo aprendido en contexto Covid-19’ organizado en la agencia Servimedia. La directora de Fiapas, Carmen Jáudenes, ha explicado que este avance “ha sido posible gracias a la detección precoz", que permite adaptar muy tempranamente las prótesis auditivas, ya sean audífonos o implantes auditivos e iniciar la logopedia antes del primer año de vida.
En cuanto a la metodología, el estudio se realizó con una muestra integrada por 793 niños y jóvenes con sordera de 1 a 26 años de edad, de los que el 51 % eran usuarios de implante coclear, el 41 % utilizaban audífonos y el 9 % restante empleaba otro tipo de dispositivos auditivos.
Los resultados han apuntado que el 95 % del alumnado está escolarizado en centros ordinarios y en el conjunto de la muestra el 90 % emplea la lengua oral, porcentaje que se eleva al 95 % entre los menores de 11 años. Asimismo, hay un 16 % de estudiantes con sordera que afirma conocer y utilizar ambas lenguas, manifestando mayoritariamente que la lengua de uso preferente es la lengua oral.
Aumenta la proporción de alumnos con implante coclear
Este porcentaje “ha variado respecto a un estudio similar realizado entre los años 2004 y 2005”, ha afirmado Jáudenes. Comparando las muestras de ambos, también se identifica un aumento de 10 puntos la proporción de alumnos con implante coclear y, sobre todo, se ha mejorado mucho en “dos cuestiones críticas” en la educación de los niños y niñas con sordera: la interacción comunicativa en las familias y el nivel de lectoescritura alcanzado.
Todos estos progresos se deben a la precocidad en el diagnóstico, el uso de prótesis auditivas y el acceso temprano a la lengua oral del entorno, pues más del 95 % de los niños sordos nacen en familias oyentes y que nadie puede leer y escribir una lengua que no conoce.
Este último estudio -referido a 2018- “confirma la tendencia que vimos en las investigaciones de 2004, 2005, 2006 y 2007” y que ya entonces apuntaba que “cada vez son más los niños con discapacidad auditiva que alcanzan un nivel medio de lectoescritura igual al de sus compañeros de la misma edad”, resaltó Jáudenes.
El 81 % de los alumnos con discapacidad auditiva “estudian Inglés”
En su opinión, este éxito está muy relacionado con el hecho de que el 95 % de los que tienen entre 4 y 6 años “ya han adquirido la lengua oral” a dicha edad, “fundamental para aprender a leer y a escribir”.
En la misma línea, otro dato muy positivo es que el 81 % de los alumnos con discapacidad auditiva “estudian Inglés”, contando con los apoyos metodológicos y técnicos necesarios, asignatura de la que “estaban exentos hasta hace no demasiados años”.
Jáudenes apuntó, por último, que entre los jóvenes de la muestra reciente se aprecia también un cambio de intereses vocacionales y de acceso al empleo respecto a los estudios anteriores, existiendo en la actualidad mucha más diversidad profesional ya que estos jóvenes han optado a estudios como medicina, docencia, veterinaria, ingeniería…
José Luis Aedo: La pandemia “ha empeorado mucho las cosas”
Por su parte, el presidente de Fiapas, José Luis Aedo, ha apuntado que el impacto de la pandemia “ha empeorado mucho las cosas” para los estudiantes con sordera, que con el cierre de los colegios “perdieron muchos de los apoyos que se ofrecían en los centros” y se vieron obligados a seguir clases online “con tecnologías poco accesibles, que por ejemplo no incluían subtítulos”.
Asimismo, ha resaltado que la vuelta a las aulas supuso una mejora pero “muchos problemas continuaron”, ya que la obligación de las mascarillas “dificulta mucho la lectura labial en la que tanto se apoyan las personas con discapacidad auditiva” y reduce sensiblemente la percepción auditiva de la voz del interlocutor.
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