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La superficie terrestre ha experimentado un incremento de un 42 % en la última década al aumentar en 21,4 millones de kilómetros cuadrados desde 2010.
Así se recoge en el ‘Informe planeta protegido 2020’, elaborado por el Centro Mundial para el Seguimiento de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-WCMC) y la Unión Internacional de Conservación para la Naturaleza (UICN) con el apoyo de National Geographic Society.
Este informe, que cumple su quinta edición y es de carácter bianual, indica que la comunidad internacional ha logrado importantes avances hacia el objetivo global de cobertura de áreas protegidas y conservadas, pero se ha quedado corta en sus compromisos sobre la calidad de esas áreas.
La superficie terrestre ha aumentado su protección, pero hay que mejorar la calidad de esa labor protectora
En 2010, durante la Cumbre de la Diversidad Biológica de la ONU celebrada en Nagoya (Japón), los gobiernos de todo el mundo se comprometieron a conservar al menos
- Un 17 % de los ecosistemas terrestres y las aguas continentales
- Un 10 % de los mares en 2020, un reto incluido en las llamadas Metas de Aichi para la Biodiversidad
En la actualidad, cerca de 22,5 millones de kilómetros cuadrados de superficie terrestre, es decir, de ecosistemas terrestres y las aguas continentales y 28,1 millones de kilómetros cuadrados de aguas costeras y oceánica están protegidos y conservados, lo que representa 21,4 millones de kilómetros más (un incremento del 42 %) respecto a 2010.
El aumento es superior en las áreas protegidas marinas, que han pasado de 9 millones de kilómetros cuadrados en 2010 a 28,1 millones en la actualidad, mientras que apenas ha ascendido en la superficie terrestre.
El informe apunta que la superficie terrestre protegida superará “considerablemente” el objetivo mundial del 17 % cuando haya datos en todas las áreas, ya que no los hay en muchas zonas protegidas y conservadas.
Sin embargo, las áreas protegidas y conservadas deben estar mejor conectadas entre sí para permitir que las especies se muevan y los procesos ecológicos funcionen.
El informe señala que, pese a los avances de la última década sobre protección en superficie terrestre, menos de un 8 % de la tierra está protegida y conectada.
Además, los autores reclaman que se identifiquen y reconozcan las áreas protegidas y conservadas existentes teniendo en cuenta los esfuerzos de los pueblos indígenas, las comunidades locales y las entidades privadas, y reconociendo al mismo tiempo sus derechos y responsabilidades.
También piden que se administren las áreas protegidas y conservadas de manera más equitativa, de manera que los costes de conservación no recaigan sólo en la población local mientras otros disfrutan de sus beneficios.
"Las áreas protegidas y conservadas juegan un papel crucial en abordar la pérdida de biodiversidad, y se han logrado grandes avances en los últimos años en el fortalecimiento de la red global de áreas protegidas y conservadas", expone Neville Ash, director del UNEP-WCMC.
"Sin embargo, designar y contabilizar áreas más protegidas y conservadas es insuficiente; necesitan ser gestionadas de manera eficaz y gobernadas de manera equitativa si se quieren obtener sus muchos beneficios a escala local y global, y asegurar un futuro mejor para las personas y el planeta”, indica Ash .
Existen zonas claves de biodiversidad que se encuentran desprotegidas
El informe mete en esta desprotección a zonas terrestres, aguas interiores y océanos.
El marco mundial de biodiversidad posterior a 2020 se acordará en la 15ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, que tendrá lugar el próximo mes de octubre en Kunming (China), donde se espera que aumente la ambición con más cobertura y eficacia de la superficie terrestre protegida y conservada.
"A medida que la biodiversidad continúa disminuyendo, ahora pedimos a las partes en la Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas en Kunming que establezcan un objetivo ambicioso que garantice una cobertura de superficie terrestre protegida del 30 % de la tierra, el agua dulce y los océanos para 2030, y estas áreas deben ubicarse de manera óptima para proteger la diversidad de la vida en la Tierra y ser gestionadas eficazmente y gobernadas de manera equitativa", sentencia Bruno Oberle, director general de la UICN.
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