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El cambio climático podría causar hasta 2,3 millones de muertes adicionales en Europa a finales de este siglo debido al aumento de las temperaturas. Este fenómeno afectará especialmente a la región mediterránea, con ciudades como Barcelona, Madrid y Valencia encabezando la lista de lugares con mayor número de fallecimientos previstos.
Según un estudio de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, publicado en la revista Nature, esta situación se podría mitigar si se implementan medidas urgentes para reducir las emisiones de dióxido de carbono, lo que podría evitar hasta el 70 % de las muertes proyectadas.
Los datos revelan que la mortalidad atribuida al calor superará ampliamente la reducción de muertes por frío, incluso con altos niveles de adaptación. Esta realidad subraya la urgencia de tomar acciones tanto en mitigación del cambio climático como en la adaptación a temperaturas extremas.
Análisis de 854 ciudades europeas
Para obtener estos resultados, los investigadores analizaron 854 ciudades europeas utilizando modelos que consideran la adaptación local y las proyecciones de temperatura, población y tasas de mortalidad. Las simulaciones climáticas y epidemiológicas utilizadas se basan en escenarios definidos por el sexto informe del IPCC.
Los hallazgos del estudio señalan que, debido a su densidad de población, las ciudades mediterráneas serán las más afectadas. En el peor de los casos, Barcelona podría registrar 246.000 muertes adicionales, Madrid 130.000 y Valencia 67.500 muertes.
Italia también enfrentará altos niveles de mortalidad por calor, con Roma, Nápoles y Milán en la lista de las diez ciudades más afectadas.
En el norte de Europa, el impacto será menor, con ciudades como París y Londres mostrando aumentos moderados en la mortalidad. Sin embargo, este descenso relativo no compensa el incremento de fallecimientos en el sur del continente.
Mitigación y adaptación ante el cambio climático
Para reducir el impacto del calor extremo, los expertos recomiendan aumentar las zonas verdes urbanas y plantar más árboles, lo que ayudaría a mitigar el efecto de isla de calor en las ciudades. Estos espacios no solo reducirían la temperatura ambiental, sino que también mejorarían el bienestar general de la población.
No obstante, estas medidas son insuficientes si no van acompañadas de una reducción drástica del uso de combustibles fósiles. Los expertos advierten que, sin políticas climáticas ambiciosas, las tasas de adaptación necesarias para evitar muertes por cambio climático serán difíciles de alcanzar. Además, la presión sobre los sistemas de salud podría aumentar de forma insostenible.
Los resultados del estudio refutan la idea de que el cambio climático podría tener efectos positivos en la reducción de muertes por frío. En cambio, confirman que la mortalidad por calor extremo superará ampliamente cualquier beneficio derivado de inviernos más suaves.
Con el actual cambio climático y el calentamiento global avanzando, es crucial tomar medidas urgentes para proteger la salud de la población europea en las décadas venideras.
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