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Cerca de 239.000 muertes anuales se deben a la exposición a concentraciones de partículas finas en el aire que superan los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, aproximadamente 70.000 muertes son consecuencia de la exposición al ozono (O3), y 48.000 a la inhalación de altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2). Todas estas muertes relacionadas con la contaminación del aire podrían haberse evitado si se hubieran cumplido las recomendaciones de la OMS.
El impacto de la contaminación del aire en la salud humana
Este dato proviene del informe titulado "Daño a la salud humana por la contaminación del aire en Europa: carga del estado de movilidad 2024", elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) con información de 2022. Una evaluación separada de esta agencia revela que casi tres cuartas partes de los ecosistemas de Europa están expuestos a niveles de concentración atmosférica dañinos.
A pesar de los retos para reducir la exposición humana a los contaminantes atmosféricos, los datos muestran una mejora en la tendencia del impacto sobre la salud causado por la exposición prolongada a tres contaminantes clave (partículas finas, dióxido de nitrógeno y ozono), según el informe.
Reducción del 45 % en muertes por partículas finas
Entre 2005 y 2022, las muertes en la UE atribuibles a las partículas finas (PM2.5) disminuyeron un 45 %, lo que permite seguir el camino hacia el objetivo de reducción del 55 % propuesto en el Plan de Acción de la UE para la Contaminación Cero, con miras a 2030.
"Es una buena noticia que, a partir de ahora, tengamos normas más estrictas sobre la calidad del aire en la UE. Sin embargo, demasiadas personas en toda Europa, especialmente aquellas que viven en las ciudades, siguen siendo afectadas por la mala calidad del aire, lo que provoca enfermedades y muertes prematuras que, en gran parte, se pueden evitar reduciendo los niveles de estos contaminantes en el entorno", explicó Leena Ylä-Mononen, directora ejecutiva de la AEMA.
Ylä-Mononen añadió: "La contaminación del aire también tiene efectos negativos más amplios, ya que daña la salud de nuestros ecosistemas, lo que subraya la importancia de redoblar esfuerzos para limpiar el aire".
Nuevas normas
La nueva directiva sobre la calidad del aire ambiente, que entró en vigor este martes, ajusta los límites de calidad del aire de la UE a los estándares de la OMS, lo que podría llevar a futuras reducciones de los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud en los próximos años.
A pesar de esto, la contaminación del aire sigue siendo el principal riesgo medioambiental para la salud en Europa, por delante de otros factores como la exposición al ruido, los productos químicos y los efectos crecientes de las olas de calor relacionadas con el cambio climático. Además esta contaminación causa enfermedades crónicas y muertes prematuras, especialmente en zonas urbanas.
Los impactos de vivir con enfermedades relacionadas con la contaminación del aire son significativos, además de las muertes prematuras.
La naturaleza
La contaminación del aire también afecta negativamente a la naturaleza. Los principales contaminantes atmosféricos perjudican la vegetación, lo que afecta el rendimiento de los cultivos y genera pérdidas económicas.
El nitrógeno presente en el aire, que se deposita en los ecosistemas, aumenta la carga de nutrientes (eutrofización), lo que genera cambios en la estructura y función de los ecosistemas, alterando las especies de plantas que pueden crecer en ciertas áreas. En 2022, el 73 % de los ecosistemas de la UE superaban las cargas críticas para la eutrofización.
Contaminación cero
El Plan de Acción de Contaminación Cero establece como meta reducir un 25 % para 2030 la superficie de los ecosistemas donde la deposición de nitrógeno supera las cargas críticas, en comparación con los niveles de 2005. Actualmente, es improbable que se cumpla esta meta, ya que solo disminuyó un 13 % entre 2005 y 2022.
Además, alrededor de un tercio de las tierras agrícolas de Europa estuvieron expuestas a concentraciones de ozono troposférico superiores al umbral establecido por la UE para proteger la vegetación, lo que causó daños en los cultivos, redujo los rendimientos y generó pérdidas económicas estimadas en al menos 2.000 millones de euros en 2022.
El ozono también daña los bosques y plantas, reduciendo su crecimiento, disminuyendo los rendimientos y afectando la biodiversidad. En 2022, el 62 % de la superficie forestal de los 32 países miembros de la AEMA superó los niveles críticos de ozono para proteger los bosques.
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