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Un estudio, respaldado por modelos informáticos, recoge y advierte de la generalización y el aumento de las sequías como consecuencia del cambio climático. Los científicos auguran que en la próxima década se sufrirán más inundaciones, las sequías más graves y extensas, las tormentas más intensas y los incendios más devastadores. El cambio climático traerá consigo el incremento de los fenómenos climatológicos.
La sequía será uno de los principales efectos del cambio climático
Como decíamos, la sequía es uno de los problemas más devastadores que pueden provocar el cambio climático. Es uno de los desastres naturales más dañinos. No solo provoca escasez de agua, sino que también puede tener condiciones terribles sobre las condiciones de vida de millones de personas. La sequía puede llegar a provocar grandes daños en los cultivos y ecosistemas naturales, aumenta los riesgos de olas de calor e intensifica los incendios forestales.
Los últimos registros históricos de índices de precipitación, caudal y sequía derivados de la observación ya muestran un aumento de la aridez desde la década de 1950 en diferentes regiones del mundo, entre las que destacan África, el este de Asia y el sur de Europa. Esta es la conclusión que, tras investigar más a fondo el cambio climático, ha llegado el profesor Zhao Timbao, del Instituto de Física Atmosférica de la Academia de Ciencias de China. Sus resultados reafirman que las sequías aumentarán y se generalizarán en todo el planeta, siendo más graves en algunas zonas localizadas.
Las plagas son otra de las consecuencias que pueden ocasionar el cambio climático
Otras de las consecuencias que traerá el cambio climático, conocida ya por muchos ganaderos y agricultores, es la que viene asociada a la sequía y el aumento de las temperaturas. Este aumento de las temperaturas traerá consigo el incremento de los insectos que perjudican los cultivos con nuevas y mayores plagas. Este aumento descontrolado de las plagas provocará la importante pérdida de grandes cultivos, donde se llegarían a perder incluso cosechas de arroz, trigo y maíz. El simple aumento de 2 grados centígrados en la temperatura de la superficie haría que las pérdidas totales de estos tipos de cultivos fuera de 213 millones de toneladas, según la Universidad de Washington.
El cambio climático lleva años dejándose notar en Europa y España, donde hemos observado cómo los termómetros han registrado temperaturas muy altas en fechas en las que eso era impensable, o temporales extremos no propios de algún lugar, como fue el caso de Filomena en Madrid el pasado invierno. Este mes se ha dado a conocer que la ONU prepara un informe demoledor en el que reúne valoraciones de muchos expertos que llevan siguiendo la evolución del planeta y del cambio climático desde 2014, y sostienen la idea de que el planeta podría cambiar para siempre dentro de 30 años si no hacemos algo para remediarlo.
El hemisferio sur sería el gran damnificado y España está entre los países que más lo sufrirían. La Península Ibérica tiene una probabilidad muy alta de ser calificada como zona desértica. Se estima que dentro de 30 años Europa aumente su población mayor de 65 años en unos 40 millones de personas.
¿Cómo frenar el cambio climático?
El Protocolo de Kioto es uno de los documentos que trata de poner soluciones al cambio climático. Este protocolo, impulsado por las Naciones Unidas, tiene como objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global. El protocolo ha logrado que los gobiernos suscribientes establezcan leyes y políticas para cumplir sus compromisos ambientales y que las empresas tengan al medio ambiente en cuenta al tomar decisiones de inversión. Aunque esta propuesta fue rechazada por algunos de los países más influyentes del mundo, tales como Rusia, Canadá, Japón, Suiza y Nueva Zelanda.
Apostar por las energías renovables es otra de las acciones por la que apuestan los países ahora mismo. Su gran ventaja es que no se agotan, podemos explotarlas tanto como queramos que nunca se van a acabar. Además, hace que no dependamos de otras energías, como pueden ser las fósiles. Las energías renovables no producen gases de efectos invernaderos, ni tampoco otras emisiones contaminantes. Entre las más destacadas encontramos la hidráulica, la solar y la eólica. En España, el consumo de energías renovables corresponde casi a un 18 % del total.
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