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Un promedio de 36,5 millones de vertebrados muere cada año en las carreteras españolas debido a atropellos, con anfibios, lagartijas y aves pequeñas como las principales víctimas. Esta cifra corresponde a una estimación que oscila entre 18,2 y 54,7 millones de animales vertebrados fallecidos en accidentes viales, según un innovador estudio liderado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
El informe fue posible gracias a la participación de cientos de personas voluntarias y al respaldo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).
Los anfibios son las víctimas más numerosas en las carreteras
El estudio destaca que los anfibios presentan la mayor media de mortalidad en carreteras interurbanas, con 9,71 millones de víctimas anuales, seguidos por las lagartijas (9,22 millones), las aves pequeñas (9,15 millones), los micromamíferos (3,92 millones), los lagomorfos (0,93 millones) y los carnívoros (0,25 millones).
Los autores destacan la necesidad urgente de implementar acciones de conservación y mitigación que protejan la biodiversidad y disminuyan la mortalidad de animales en las carreteras.
En este contexto, el pasado mes de julio, Transición Ecológica dio luz verde a la Estrategia de Desfragmentación de Hábitats Afectados por Infraestructuras Lineales de Transporte. Este documento establece un marco estratégico y proporciona directrices esenciales para integrar la protección de la biodiversidad en el diseño de nuevas infraestructuras, así como para minimizar los impactos negativos de las infraestructuras existentes sobre la conectividad ecológica y la biodiversidad.
Además, la nueva publicación incluye orientaciones técnicas y sugerencias destinadas a optimizar la evaluación de la mortalidad de fauna en las infraestructuras de transporte.
La fragmentación de los hábitats
Las infraestructuras de transporte, como carreteras, autopistas, vías férreas y otras construcciones relacionadas, pueden ocasionar importantes impactos negativos en los hábitats naturales. Entre estos impactos destaca la fragmentación de los hábitats, que altera la continuidad de los ecosistemas y modifica significativamente su dinámica natural de funcionamiento, afectando tanto a la flora como a la fauna. Este fenómeno tiene implicaciones graves para la biodiversidad, ya que dificulta el desplazamiento de las especies, interrumpe sus rutas migratorias y puede limitar el acceso a recursos esenciales como alimento, agua y refugio.
Por otra parte, las vías de transporte no solo fragmentan el territorio, sino que también son una causa directa de mortalidad para muchas especies de fauna. Los atropellos y arrollamientos en las carreteras representan una amenaza evidente, pero existen otras formas menos visibles de mortalidad asociadas a estas infraestructuras. Entre estas se incluyen colisiones con barreras artificiales como pantallas acústicas, vallas de contención, cables eléctricos o tensores, así como accidentes en estructuras de drenaje, desagües y otros elementos del entorno vial.
Limitada recopilación de datos sobre mortalidad
La recopilación de información sobre la mortalidad de la fauna ocasionada en las carreteras debido al tráfico rodado es todavía limitada y se encuentra dispersa en múltiples fuentes, lo que dificulta una evaluación integral del problema. A nivel nacional, únicamente se realiza un seguimiento sistemático de la siniestralidad vial asociada a colisiones con fauna que resultan en daños materiales o lesiones personales.
Este monitoreo permite identificar las especies más afectadas y localizar las áreas con mayor riesgo de accidentes, proporcionando datos clave para diseñar estrategias de mitigación y conservación más efectivas.
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