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El consumo de pollo sigue al alza. Su buen precio y sus bajos niveles de grasa en comparación al resto de carnes lo convierten en el número uno.
Aunque en principio podamos pensar que una carne barata como el pollo sea la preferida en los países con menos recursos, no es así. Lo cierto es que, según la OCDE, en los denominados ricos se ha incrementado su consumo un 70% en tres décadas.
La clave pasa por su buena reputación como carne "saludable", por su precio asequible y por la poca cantidad de grasa si lo comparamos con el cerdo o el vacuno.
Habría que sumarle también el movimiento en crecimiento de los últimos años entorno a la vida saludable. Y es que la era del pollo con arroz está de moda en las economías más avanzadas, donde la gente cada vez cuida más su alimentación.
El origen de consumo de este animal fue tras la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas se morían de hambre, la falta de recursos era evidente y el pollo se alzó como el milagro rico en proteínas asequible para todos.
De entonces a esta parte, el pollo se ha coronado y ya es el preferido en millones de hogares. Ricos y pobres, todos juntos, eligen el pollo.
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