Hasta un 45 % del riesgo de demencia podría ser prevenible, según estudios recientes

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05/01/2025 - 08:00
Pies de una persona mayor

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La demencia, y en particular la enfermedad de Alzheimer, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud pública a nivel global. Sin embargo, recientes estudios y expertos en neurología han demostrado que hasta un 45 % del riesgo de desarrollar demencia podría estar relacionado con factores modificables. Estos factores, que se pueden prevenir o gestionar a lo largo de la vida, abren nuevas oportunidades para reducir la incidencia de esta enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.

Factores de riesgo modificables para la demencia

Durante el webinar "Importancia de la prevención del deterioro cognitivo", organizado por la Confederación Española de Alzheimer y Otras Demencias (Ceafa), el neurólogo Oriol Grau-Rivera, especialista en trastornos cognitivos en el BarcelonaBeta Brain Research Center, explicó los 14 factores de riesgo modificables que están relacionados con un mayor riesgo de demencia. Entre estos factores se incluyen condiciones como el bajo nivel educativo, la pérdida de audición, la hipertensión, la diabetes, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la depresión.

Grau-Rivera destacó que hay estudios que demuestran que una mayor actividad física se asocia con un menor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo, incluida la enfermedad de Alzheimer. Además, mencionó que el control intensivo de la presión arterial puede reducir significativamente la incidencia de demencia.

Otros factores como el tabaquismo, el aislamiento social, la polución ambiental y la pérdida de agudeza visual también juegan un papel crucial en el desarrollo de estas enfermedades.

El mensaje clave es que al adoptar hábitos de vida más saludables, como mejorar la actividad física, controlar enfermedades como la hipertensión o la diabetes, y evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco, es posible reducir el riesgo de demencia en la población general.

Factores no modificables y la evolución del deterioro cognitivo

Aunque los factores modificables tienen un impacto significativo en la prevención de un trastorno neurocognitivo mayor, también existen factores no modificables que influyen en el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Según el investigador, estos factores comprenden el 55 % del riesgo total y son principalmente la edad, el sexo femenino y la genética, especialmente el gen APOE-ε4, que está asociado con una mayor predisposición a desarrollar Alzheimer.

El envejecimiento natural del cerebro puede llevar a un deterioro cognitivo leve, que se caracteriza por una disminución de las capacidades cognitivas por debajo de lo que se considera normal para la edad. Si este deterioro sigue avanzando y comienza a afectar la autonomía de la persona, se puede llegar al diagnóstico de un trastorno neurocognitivo mayor. La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia, representando dos tercios de los casos, y su creciente prevalencia constituye un reto global para las sociedades.

Lo que es especialmente relevante en este contexto es que los cambios biológicos que ocurren en el cerebro debido al Alzheimer pueden comenzar hasta 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas de deterioro cognitivo. Esto abre una ventana crucial para la prevención y destaca la importancia de implementar medidas para detectar y gestionar los factores de riesgo en etapas tempranas de la vida.

La necesidad de políticas públicas de prevención

Los estudios también han mostrado que la incidencia de este trastorno neurocognitivo mayor es menor en países con políticas públicas de salud más avanzadas, que promueven estilos de vida saludables y la prevención temprana. Por ello, el doctor Grau-Rivera subrayó la necesidad urgente de promover un estilo de vida saludable a nivel global y de avanzar en la implementación de planes personalizados para estimar y reducir el riesgo.

Las políticas de salud pública deben centrarse en la educación sobre los factores de riesgo modificables, como la importancia de la actividad física, la alimentación balanceada y el control de enfermedades crónicas. Asimismo, es fundamental ofrecer programas de prevención adaptados a las necesidades individuales para reducir la prevalencia de la demencia en el futuro.

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