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Las emisiones de CO2 asociadas a los vehículos pesados han aumentado más de un 30% desde 2000 y los camiones han contribuido a un 80% de ese incremento, pese a que sus exportaciones representan apenas un 3,6% del valor total del comercio mundial del motor.
Así se recoge en el informe ‘Vehículos pesados usados y medio ambiente’, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Coalición por el Clima y el Aire Limpio (CCAC, por sus siglas en inglés).
El trabajo fue dado a conocer este jueves en Nairobi (Kenia), donde está la sede del Pnuma y se celebrará desde el próximo lunes la V Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, conocida como UNEA-6.
Los vehículos pesados contribuyen negativamente con la crisis ambiental
Se trata de la primera visión global realizada por la ONU sobre la escala y la regulación de los vehículos pesados usados y su contribución atmosférica mundial, los siniestros de tráfico, el consumo de combustible y las emisiones climáticas.
Un vehículo pesado (o HDV, siglas en inglés de Heavy Duty Vehicle) es cualquiera a motor con un peso bruto superior a 3.856 kilos o neto de más de 2.722 kilos, o con un área frontal básica que supera los 4,18 metros. Por tanto, se incluyen camiones, autobuses y autocares.
El informe prevé que el número de estos vehículos seguirá creciendo “considerablemente” por el incremento de las actividades económicas y la consiguiente necesidad de transportar personas y mercancías, según las tendencias pasadas de ventas mundiales de camiones y autobuses, que se duplicaron entre 2000 y 2015.
Además, participan “sustancialmente” en la contaminación ambiental porque representan más de un 40% de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) en carretera, más del 60% de las partículas en circulación (PM2,5) y más de un 20% de las emisiones de carbono negro.
Este creciente uso de vehículos pesados usados contribuye “en gran medida” al aumento de los niveles de contaminación, por lo que el informe llama a poner en marcha “regulaciones más estrictas” de sus emisiones contaminantes.
Muchos países en desarrollo dependen de las importaciones de vehículos pesados usados para aumentar su flota. Aunque esto promueve medios más asequibles para aumentar las necesidades de movilidad, la regulación y el cumplimiento de la calidad de los que son importados resultan “bajos o inexistentes”.
Hasta ahora, ningún país tiene requisitos mínimos para exportar vehículos pesados usados. Las regulaciones en más de la mitad de las naciones importadoras son “débiles” o “muy débiles” y su aplicación, “inadecuada”.
Por ejemplo, si bien 25 países africanos han adoptado normas sobre vehículos pesados usados para controlar la contaminación del aire, mitigar el cambio climático y mejorar la seguridad vial, solo cuatro las han implementado plenamente.
“Los camiones y autobuses contribuyen al crecimiento económico en casi cualquier parte del mundo, pero se necesitan regulaciones ambiciosas para frenar sus emisiones, que causan importantes impactos ambientales y de salud. La introducción de tecnologías de autobuses más limpias puede ser un importante impulsor de la revolución global hacia un transporte con bajas y, en última instancia, cero emisiones”, según Rob de Jong, jefe de la Unidad de Movilidad Sostenible del Pnuma.
El informe indica que supone una responsabilidad compartida de los países importadores y exportadores garantizar que haya vehículos usados más limpios y seguros en las carreteras de las naciones en desarrollo.
Cooperación regional para cumplir con los umbrales de contaminación
El Pnuma y la CCAC abogan por la cooperación regional para introducir y hacer cumplir umbrales mínimos, como estándares de emisión y límites de edad, aumentar la conciencia pública y más investigación con el fin de mejorar tanto para el medio ambiente como la seguridad vial. Por ejemplo, se podrían evitar hasta 700.000 muertes prematuras de aquí a 2030 si se adoptan normas de emisiones de vehículos equivalentes a Euro VI y combustibles más limpios.
Actualmente, el 97% de todos los camiones matriculados recientemente y el 73% de los autobuses de la UE funcionan con diésel. Unas mejores regulaciones sobre este tipo de vehículos usados también pueden dar lugar a un avance y una mayor adopción de tecnologías avanzadas en los países en desarrollo, incluidos los autobuses y los camiones eléctricos.
El informe representa un primer esfuerzo por cuantificar y calificar los flujos de vehículos pesados usados basándose en datos de exportación de Japón, la UE y Corea del Sur (que en conjunto representan el 60% del mercado total de exportación de este tipo de vehículos nuevos y usados) para 146 países, predominantemente de ingresos bajos y medios. No incluye datos de Estados Unidos -que no separa las exportaciones de vehículos nuevos y usados- y China, que es un exportador emergente.
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