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La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé un crecimiento del 3,4 % en la demanda mundial de electricidad entre 2024 y 2026, impulsado principalmente por la transición hacia fuentes de energía limpias.
Este aumento representa un cambio significativo en comparación con el año anterior, que experimentó una reducción del 2,2 % debido a la disminución del consumo en las economías avanzadas.
Energías renovables y nuclear en alza
El informe de la AIE destaca que la generación récord de electricidad a partir de fuentes de energía bajas en emisiones, como la solar, eólica, hidroeléctrica y nuclear, jugará un papel crucial en cubrir la demanda adicional de electricidad.
Se espera que las energías limpias representen más de un tercio de la generación total de electricidad a principios de 2025, superando al carbón, mientras que la energía nuclear alcanzará su máximo histórico mundial en 2025.
Desafíos y oportunidades en el sector energético
A pesar del crecimiento en la demanda de electricidad, se observa un desacoplamiento entre esta demanda y las emisiones de CO2, lo que indica una disminución estructural en las emisiones del sector energético. Sin embargo, alcanzar los objetivos climáticos globales requerirá una mayor electrificación en los próximos años.
Si bien los precios de la electricidad han sido variables entre regiones, el informe destaca un crecimiento sólido en la demanda de electricidad en economías emergentes y en desarrollo como China, India y África.
Perspectivas regionales
Aunque la demanda de electricidad en Europa y Estados Unidos disminuyó en 2023, muchas economías emergentes y en desarrollo registraron un crecimiento sólido que continuará hasta 2026 por el aumento de la población y la industrialización.
China se espera que represente la mayor proporción del aumento global de la demanda de electricidad en términos de volumen, mientras que India experimentará el crecimiento más rápido entre las principales economías.
Por otro lado, África sigue siendo un caso atípico en las tendencias de la demanda de electricidad, con un consumo per cápita estancado durante más de tres décadas.
Las energías limpias, como la solar, eólica e hidroeléctrica, son fuentes de energía renovables y sostenibles que no se agotan con su uso, a diferencia de los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón. Esto garantiza la disponibilidad a largo plazo y reduce la dependencia de recursos finitos y cada vez más escasos.
El uso de energías limpias contribuye significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes del aire, lo que ayuda a combatir el cambio climático y sus impactos devastadores en el medio ambiente y la salud humana. Al optar por fuentes de energía más limpias, se reduce la huella de carbono y se promueve un futuro más sostenible y saludable para las generaciones presentes y futuras.
Además, las energías limpias ofrecen una mayor independencia energética al reducir la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles y los riesgos asociados con su extracción, transporte y almacenamiento. Esto fortalece la seguridad energética de los países y fomenta el desarrollo de una economía más resiliente y diversificada basada en recursos locales y renovables.
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