15/01/2021 - 20:00
Lectura fácil
Álvaro tiene 9 años y desde que nació convive con atrofia muscular espinal. Este niño no había tenido la oportunidad de caminar, ahora y gracias al primer exoesqueleto infantil del mundo, diseñado por la ingeniera Elena García Armada, el pequeño ha podido levantarse y caminar por primera vez.
Las claves del exoesqueleto Atlas 2030
Este exoesqueleto es un nuevo avance que se ajusta a las articulaciones de los más pequeños. El ingenio mecánico ha sido desarrollado por Marsi-Bionics y se acopla a las articulaciones. Con este desarrollo, niños como Álvaro, pueden caminar poco a poco y puede empezar a pensar en sentirse cada día algo más independientes.
Atlas 2030 es una innovación que ha recibido varios premios internacionales y la atención de todos los medios. Su creadora, Elena García Armada es una de las 10 científicas más importantes en España.
El pequeño Álvaro es uno de los 17 millones de niños afectados por lesiones medulares o enfermedades neurológicas en todo el mundo. Hoy, gracias a la ciencia empiezan a romper las limitaciones de su enfermedad. En el caso de Álvaro tiene una silla de ruedas tan pequeña como él que le ha permitido desplazarse, con este desarrollo tecnológico podrá proponerse nuevos retos y conseguir una mayor igualdad.
Financiación para el exoesqueleto desarrollado por Elena García
A este proyecto le falta financiación para llegar a otros muchos niños. Solo en España, 2.000 niños con atrofia muscular espinal podrían verse beneficiados de las mejoras que ya está disfrutando Álvaro: tonificación muscular, reducción de las contracturas, prevención o retraso de complicaciones musculoesqueléticas y en un proceso como este, la mejora también de su autonomía y autoestima.
El precio de este exoesqueleto es caro, su creadora señala que supera los 60.000 euros la unidad. Por otro lado, hay que tener en cuenta el tratamiento, según la ingeniera está valorado en 30.000 euros al año, al incluir la adaptación del exoesqueleto, la toma de datos y los estudios personalizados de los técnicos y fisioterapeutas que hacen cada seguimiento.
La madre de Álvaro explica que, ningún particular puede hacer frente a esos gastos. Es necesario “un llamamiento tanto a la responsabilidad social corporativa o a empresas que puedan patrocinar o apadrinar estas terapias para mejorarlas y hacerlas cada vez más accesibles”.
Por su parte, la científica ha tenido que abrir un crowdfunding para poder seguir financiando el tratamiento de Álvaro y de otros dos niños más. Porque ellos no pueden ni deben parar de andar. Esta barrera se denomina ‘transferencia tecnológica’.
El Laboratorio de Ingeniería Biomecánica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) desarrollará exoesqueletos y neuroprótesis personalizables
Para la fabricación de este armazón artificial, se usará un enfoque llamado ‘diseño centrado en el usuario’, en el cual los pacientes, el personal clínico y los cuidadores se involucran en todas las fases del proyecto, con una «estrecha interacción» durante las fases de diseño de prototipos, ha explicado la institución.
Por otro lado, se desarrollarán métricas para la marcha: se investigará cómo evaluar la función de la marcha para extraer datos objetivos y personalizar las piezas.
El laboratorio participa así en el proyecto ‘TAILOR’, liderado por el Hospital Nacional de Parapléjicos de Castilla-La Mancha y en el que colaboran el Instituto Cajal del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Institut Guttmann.
Conseguir que los grandes prototipos de laboratorio, que han demostrado su eficacia, puedan llegar a la sociedad a través de las condiciones de mercado es la barrera que se debe traspasar en este momento. Cuando se trata de niños, los exoesqueletos deben crecer con ellos y adaptarse a enfermedades neurológicas más individualizadas, la situación se vuelve si cabe, más compleja.
Añadir nuevo comentario