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Un nuevo estudio sobre autismo, realizado por el Centro RIKEN de Ciencias del Cerebro en Japón, ha dado con nuevas pistas sobre la genética del trastorno del espectro autista (TEA), recopilando y analizando información sobre las mutaciones en los genomas de miles de pacientes así como de sus familias. Concretamente, han sido 5.000 las investigadas, convirtiéndose así en el estudio más amplio sobre TEA realizado hasta la fecha a nivel mundial.
La investigación ha sido publicada en la revista científica 'Cell Genomics' y ha sido capaz de dar con una mutación genética particular, que funciona de manera distinta a las mutaciones habituales en lo que se refiere a la contribución del desarrollo del autismo. Esto profundiza ampliamente en el conocimiento que se tenía hasta el momento sobre el trastorno autista. La base de estos nuevos hallazgo se ha dado en la tridimensionalidad del genoma, lo que podría generar las mutaciones en genes vecinos.
El autismo también se da en mutaciones indirectas de los genes relacionados
El grupo de investigadores dirigido por Atsushi Takata, de RIKEN, profundizó en el análisis de las variantes genéticas "de novo". Este término hace referencia a aquellas mutaciones nuevas que no son heredadas de los padres. Observando estas mutaciones, pudieron ver que también se daban de forma indirecta en los genes vinculados con el autismo, llegando a la conclusión de que podía llegar a desarrollarse sin mutaciones directas, como se pensaba hasta el momento.
"Nuestro descubrimiento más importante fue que las mutaciones de novo en regiones promotoras de TAD que contienen genes de TEA conocidos están asociadas con el riesgo de TEA, y esto probablemente esté mediado a través de interacciones en la estructura tridimensional del genoma", explicaba Takata en el artículo. Los TAD son estructuras tridimensionales del genoma que son capaces de permitir interacciones entre diferentes genes cercanos.
Así pudieron ver que las mutaciones de novo incrementaban el riesgo de desarrollar autismo solo en los casos en que los promotores se encontraban ubicados en TAD. Así se explica que exista riesgo de desarrollar un TEA incluso si no se muestran codificantes de proteínas en regiones que se tenían hasta el momento localizadas. Este hallazgo abre una puerta importante para una nueva formulación de estrategias tanto de diagnóstico como de terapias para estos pacientes.
Llegando al meollo de la enfermedad
Para lograr este hallazgo, los investigadores utilizaron células madre y editaron su ADN a través del sistema CRISPR/Cas9, que les permitió realizar mutaciones en promotores específicos. En estas pruebas, pudieron observar que el único cambio genético que conseguían era el de provocar alteraciones de los genes asociados con el autismo dentro del mismo TAD.
El líder de la investigación comparó este proceso con un "efecto mariposa" genético por el que con tan solo una mutación se podría desregular los genes asociados al autismo, ya que las células madre mutantes también afectaron al neurodesarrollo.
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