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Han pasado 12 años de el accidente nuclear que ocurrió en Fukushima Daiichi en Japón. Un terremoto de magnitud 9 provocó un tsunami en la costa noreste del país, dejando cuatro de los seis reactores nucleares dañados.
Se desencadenó una crisis atómica que dejó en vilo al país, ganándose el título de peor accidente nuclear desde el ocurrido en Chernóbil, Ucrania, en 1986.
Ahora, las autoridades japonesas han decidido verter el agua que quedó acumulada y contaminada por la radiación, al océano Pacífico.
Fukushima dio lugar a la emisión de radioisótopos al medio ambiente
El accidente nuclear se llevó la vida de una personas, y siete años después se atribuía una muerte de una persona por cáncer de la radioactividad.
Pero las consecuencias de Fukushima fueron mucho más allá, pues la emisión de radioisótopos fueron encontrados en agua potable, alimentos y algunos productos no comestibles.
Y el querer lanzar toneladas de agua acumulada al mar, viene porque las 1,32 millones de toneladas de agua procesada se quedan sin espacio.
Se espera el visto bueno de los expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica, y si se da luz verde, se podría llevar a cabo el vertido de Fukushima durante este verano.
Por su parte, la Tokyo Electric Power Company (TEPCO), la compañía operadora de la planta, ha desarrollado en varias fases el Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos, y se espera esté listo para finales de mes.
Parte del sistema es un circuito de bombeo, almacenamiento y canalizaciones para tratar y verter al mar el agua procedente de la central.
El caso es que desde la empresa piden tranquilidad, pues se están verificando la eficacia del sistema creado en Fukushima para filtrar elementos radiactivos como el cesio o el estroncio.
Los operarios de la central nuclear, cuando obtengan la luz verde, abrirán las canalizaciones para comenzar la descarga al océano del agua que sirvió para refrigerar Fukushima, y se realizará muy poco a poco, un vertido que debería durar unos 30 años.
La preocupación y las críticas no han tardado en salir a la luz, ya que se trata de un tema bastante peliagudo
Greenpeace, voces de la comunidad científica y cooperativas de pescadores se oponen firmemente al vertido, y es que este puede dar lugar a la pérdida de reputación de los productos locales.
Aunque cabe destacar que las 63 especies analizadas de peces y demás, ni una sola presentaba rastros de radiactividad. Pero lo que si denuncian es que antes de 2011, cada año se pescaban 25.000 toneladas de diferentes especies, y ahora, apenas se consiguen las 5.000 toneladas.
Por su parte, China, Corea del Sur y el Foro de Países del Pacífico, están preocupados por motivos sanitarios y medioambientales.
A pesar de esto, las autoridades siguen insistiendo en que el vertido de Fukushima está controlado de manera seria y rigurosa, testado científicamente. Asimismo, exponen que se analizarán muestras de agua y de organismos marinos alrededor de la planta antes y durante el vertido, con el fin de comprobar que no se superan lo estándares de seguridad.
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