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Cada mes de noviembre, conmemoramos el Día Mundial de la Prematuridad. Este día recuerda a la sociedad la fragilidad y las necesidades especiales de los bebés nacidos antes de las 37 semanas de gestación. En este contexto, la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (Senep) ha lanzado un comunicado subrayando la importancia de la atención neurológica especializada para estos bebés, que tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones neurológicas y trastornos del neurodesarrollo.
Riesgos neurológicos en bebés prematuros
Un bebé prematuro es aquel que nace antes de la 37ª semana de gestación, y su desarrollo neurológico se ve interrumpido antes de alcanzar la madurez esperada. Según la doctora Erika Jiménez, portavoz de la Senep, el cerebro de estos recién nacidos se desarrolla en un ambiente diferente al del útero materno, lo que puede dar lugar a alteraciones en la estructura cerebral y en la maduración del sistema nervioso. Estos cambios pueden manifestarse como problemas motores, como la parálisis cerebral, y otros trastornos neurológicos.
El riesgo de complicaciones neurológicas varía en función del peso y la edad gestacional del bebé. En bebés con un peso inferior a 1.500 gramos, entre un 5 y un 15 % desarrollará parálisis cerebral, mientras que entre un 25 y un 50 % sufrirá otras alteraciones del neurodesarrollo. Entre los problemas a largo plazo más comunes se encuentran las dificultades de aprendizaje, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno del espectro autista (TEA), y déficits cognitivos.
La importancia de las revisiones periódicas con el neuropediatra
A pesar de los avances en la Neonatología que han aumentado la supervivencia de los bebés prematuros y reducido las complicaciones graves, la doctora Jiménez insiste en que las revisiones periódicas con un neuropediatra son fundamentales. En especial, los bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación o que pesan menos de 1.500 gramos deben ser evaluados al menos dos veces durante su primer año de vida, con especial atención a su desarrollo motor.
Es importante señalar que el neurodesarrollo de estos bebés debe evaluarse según su "edad corregida", es decir, la edad que tendría si hubiera nacido a término. Esta evaluación debe hacerse hasta los dos años de edad para tener en cuenta las diferencias en el desarrollo. El seguimiento a largo plazo, hasta los seis o ocho años, también es recomendable, ya que incluso si no presentan discapacidades graves, los niños prematuros pueden desarrollar alteraciones menores en el aprendizaje y otras dificultades del neurodesarrollo.
Avances en Neonatología y su impacto en la supervivencia y desarrollo de los bebés prematuros
Afortunadamente, los avances en la Neonatología han mejorado significativamente las posibilidades de supervivencia y han reducido las complicaciones en los bebés prematuros. El uso de corticoides antenatales, la ventilación no invasiva, la nutrición enteral con leche humana, y el ajuste individualizado del oxígeno son solo algunos de los progresos que han permitido que más bebés prematuros sobrevivan y se desarrollen de manera más saludable. Estos avances, según la doctora Jiménez, han contribuido a que la morbilidad en los bebés prematuros extremos se haya reducido considerablemente.
Aunque la tecnología y la medicina han hecho grandes progresos en el tratamiento de los bebés prematuros, es vital que se les proporcione seguimiento neurológico especializado para garantizar un desarrollo saludable a lo largo de sus primeros años de vida. Las revisiones periódicas con el neuropediatra son esenciales para detectar cualquier posible alteración en su neurodesarrollo y ofrecerles el apoyo necesario para prevenir o tratar posibles secuelas.
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