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La salud mental de un 70 % de los niños refugiados está herida, y ese gran porcentaje necesita apoyo psicosocial. Así lo refleja el informe de la ONG World Vision y War Child Holland.
'The Silent Pandemic' (Pandemia silenciosa), realiza una evaluación del impacto que el encierro y el covid-19 han tenido en los niños y niñas que viven en zonas de conflicto o que están refugiados.
Según el estudio, el 43 % de los niños que habitan en países en conflicto han manifestado que necesitan ese apoyo psicosocial para poder hacer frente a la situación, cifra que alcanza el 70 % de afectados en caso de niños refugiados.
La pandemia ha sigo la guinda del pastel para sacudir la salud mental de estos niños y niñas
"Sabemos que la COVID-19 ha exacerbado los problemas de salud mental a los que se enfrentan muchas personas en todo el mundo", dice Dana Buzducea, líder mundial de promoción y participación externa de World Vision.
"Pero para los niños y niñas que viven ya con el miedo, el trauma y el estrés crónico de los conflictos que alteran y amenazan sus vidas, su impacto ha sido extremadamente perjudicial. En un momento en el que estos niños necesitan más apoyo psicológico que nunca, es más difícil que nunca tenerlo. Los servicios existentes, que ya son limitados en los campamentos de refugiados y en las áreas afectadas por conflictos, no pueden satisfacer la demanda", explica Buzducea.
Dicha investigación expone que casi 500 niños y jóvenes de 6 países frágiles y en conflictos han visto empeorada su salud mental por la pandemia. Además, señalan los diferentes problemas que hacen más grave la situación:
- El contagio por covid-19
- Pérdida de familiares
- Cierre de escuelas e instalaciones educativas
“Si no se les apoya, toda una generación de niños y niñas vulnerables podría enfrentarse a impactos potencialmente catastróficos y duraderos en su salud mental y bienestar psicosocial. Dado que, antes de la pandemia ya era limitado el acceso a servicios de salud mental y apoyo psicosocial, imagínense la urgencia en estos momentos”, revela Unni Krishnan, directora humanitaria de War Child Holland.
Los niños y jóvenes encuestados relacionan este aumento del estrés y la ansiedad con:
- No asistir a la escuela
- Tener menos acceso a servicios, actividades, centros de salud, áreas de juego, comida y agua.
- Extrañan a la familia.
- Un 86 % de niños entre 7-14 años y el 81 % de los adolescentes de 15 a 17 años, buscan apoyo emocional en amigos y familiares.
- Los mayores de 19 a 24 años, luchan por si mismos para acabar con dicha angustia, y menos de la mitad tienen a quien acudir para buscar ese apoyo.
Los conflictos, la violencia y los sucesos gravemente traumáticos hacen muy necesario que los niños y niñas tengan acceso al apoyo psicológico.
El problema, es que solamente el del 2 al 4 % de los presupuestos nacionales de dichos países se dedican a estos temas, y además, los fondos son limitados o inexistentes.
La falta de financiación tiene que ser solventada
Es por ello que la ONG World Vision y War Child realiza un llamamiento a toda la comunidad internacional para que se realice una aportación para proporcionar ese apoyo urgente en materia de salud mental.
"El mundo se ha mantenido al margen y ha permitido que los conflictos roben la infancia de millones de niñas y niños. La pandemia ha aumentado el sufrimiento de estos niños vulnerables. Sin la atención inmediata y la financiación necesaria, es probable que nos enfrentemos a una crisis mundial de salud mental infantil. Tenemos la responsabilidad moral de actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde", concluye Buzducea.
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