Lectura fácil
No será la primera vez que nos encontremos ante un dilema tan existencial como la vida misma. Tomar la decisión correcta no es una ciencia cierta.
Muchas veces a lo largo de nuestra vida nos vemos en la situación de tener que elegir entre diferentes opciones u oportunidades.
Es verdad que algunas decisiones son más fáciles de tomar, pero hay otras en las que podemos pasar horas y horas sin encontrar respuesta. El problema llega cuando tenemos más letras en la cabeza que un rosco de Pasapalabra, y no somos capaces de decantarnos por ninguna opción. Esto no es otra cosa que el miedo a equivocarnos, en definitiva, miedo a lo desconocido. Por eso siempre hemos escuchado aquello de "haz lo que te diga el corazón", ya que es el órgano más emocional.
Nos guste o no, cuando las dudas nos rondan la cabeza es porque tenemos algo muy claro aunque la estrategia no esté definida. Un ejemplo podría ser a la hora de dejar un trabajo. Uno siempre tiene claro cuándo ese trabajo le conviene y cuándo no. Las razones pueden ser diversas como no sentirte realizado, ver que no tienes posibilidad de seguir creciendo, o directamente no verle futuro a la empresa. Cuando eso lo tienes claro, ya sabes que no quieres continuar, solo te queda definir tu salida y el camino a seguir.
Aunque parece sencillo decirlo, efectivamente, solo es fácil decirlo porque hacerlo ya es más difícil. Y esto es porque la situación personal de cada cuál puede llevar a la persona a no tener otra opción que seguir en ese trabajo que no le gusta, o en cambio, ser capaz de despedirse para no volver.
Tomar decisiones
Tener cargas familiares dificulta tomar decisiones, hay que ser realista ante todo. En la mayoría de ocasiones, la gente vive infeliz en su entorno laboral pero tampoco tiene margen para cambiar si no tiene otro puesto asegurado en otra empresa. Sin embargo, los que no tienen esos problemas y están seguros de lo que quieren en la vida: "ancha es Castilla".
Consejos y reflexiones
En primer lugar, debes tener en cuenta que no solo hay una opción correcta. Tomar un decisión implica valorar una serie de alternativas que deben ser realistas. No hay buenas y malas opciones porque al final todo dependerá de otras variables indefinidas, aunque también de tu implicación en el nuevo proyecto. Solo debes tener la certeza de que lo que vas a hacer es lo que tienes que hacer.
Visualízate en cada una de las opciones. Intenta imaginar al detalle cada alternativa para valorar si es lo que te haría feliz y si crees que serías bueno en ello.
Por otro lado, se recomienda realizar una lista donde anotemos los pros y los contras de cada opción. Si cuando hayas terminado la lista tienes más contras que pros y viceversa, ya sabes lo que tienes que hacer. Ahora, debes tener en cuenta que no es necesario hacer una lista para saber lo que quieres en la vida. Ten en cuenta también, que en ocasiones las personas de nuestro entorno causan ruido, ruido que nos entorpece y que no suele coincidir con el de nuestra cabeza.
Añadir nuevo comentario