En el reino de la incertidumbre ante la escasez de gasolina

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04/06/2019 - 13:10
Gasolina Venezuela

Lectura fácil

Venezuela. Mérida. Una estación de servicio. Cuatro días de espera como mínimo. Entre 3 y 4 kilómetros de vehículos esperando un camión cisterna que en el mejor de los casos puede llevar de 38 a 40 militros de gasolina.

Comienza el racionamiento en otros dos estados

En un día se podrán surtir aproximadamente 800 vehículos y 400 motos al decir de los más calculadores e insomnes usuarios en Mérida. Al repostar, saldrán felices por muy poco tiempo con 40 litros de gasolina que les darán un respiro por unos días, esperanzados de que el próximo tanque cueste una espera menor.

Ya no se trata del costo de la gasolina sino del tiempo que debe invertirse para conseguirla. Miles de horas perdidas en la angustia de saber cuándo llegará. El país paralizado, la ciudad paralizada y el corazón a punto de paralizarse. Si, esta es una vida de infarto.

En el país con una de las mayores reservas de crudo del mundo, falta gasolina. La restricción a la venta ya entró en vigor en Bolívar y Monagas, y se rige por los últimos números de placa de los vehículos. Además, las fuerzas chavistas custodian las estaciones de servicio

Estraperlo de gasolina

También se puede comprar gasolina al estraperlo, en dólares americanos o pesos colombianos. Detrás del negocio, casi siempre un hombre de verde oliva que nunca supo de honor. El bolívar no vale mucho pese a la abundante habladera bolivariana. El tiempo, la riqueza, la mayor o menor oferta de algo y la especulación se combinan de muchas formas en una misma ecuación cuyo resultado muy pocos discuten: Maduro quebró a Venezuela.

El poco transporte público cobra el importe del servicio en efectivo, en un país donde no hay dinero circulante y la mayoría de las transacciones se hacen por vía electrónica, cuando hay electricidad. Los cortes intempestivos de la luz generalmente se hacen en bloques de cinco y seis horas y ya todo el mundo sabe que lo anormal es tener electricidad.

Las colas frente a los bancos también son inmensas

Se raciona la entrega de efectivo y es posible comprar más barato si se paga con billetes de alta denominación. Las personas madrugan para llegar a los bancos y mientras más edad se tenga, mayor será la necesidad de efectivo. El sentido práctico y cierta resistencia a la tecnología se imponen.

Las colas son el mejor reflejo de la escasez y la forma más efectiva de quemar tiempo productivo, que es uno de los principales enemigos de un socialismo que quiere a las personas mansas, unas detrás de otras, concentradas en sobrevivir y ajenas a la construcción del destino común. De manera que este es el reino de la ineficiencia, la pérdida de tiempo y de la incertidumbre que paraliza.

Afortunadamente, se multiplica en las calles un grito de esperanza que expresa con mucha fuerza una triple convicción: muy pronto cesará la usurpación, tendremos gobierno de transición y elecciones libres.

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