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Llevan años advirtiéndonos sobre el exceso del consumo de azúcar blanco y hemos llegado a un punto en el que empieza a estar vetado en muchos aspectos. Sin embargo, el consumo de este producto tiene muchos matices y uno de ellos se encuentra a la hora de buscarle un sustitutivo más adecuado o que genere menos consecuencias a largo plazo. Desde la Organización Mundial de la Salud han lanzado un último informe en el que desaconsejan el uso de ciertos edulcorantes.
Cuando las investigaciones reafirmaban que el azúcar blanco era el principal causante de los casos de obesidad y sobrepeso, de diabetes tipo 2 y estaba estrechamente relacionado con otras enfermedades cardiovasculares, las empresas de alimentos intentaron vender la alternativa de los edulcorantes como formas de endulzar las comidas sin los efectos nocivos de los azúcares. Sin embargo, la ciencia ha vuelto a demostrar que estos tampoco son buenos del todo.
El lado oscuro de los sustitutivos del azúcar
Lo primero que necesitamos entender es que el consumo de azúcar no solo no es malo, sino que es necesario para mantener las funciones cerebrales y corporales en pleno funcionamiento. El problema surge cuando lo consumimos en exceso o de fuentes ultra refinadas.
Los azúcares se diferencian en tres tipos principalmente: los azúcares naturales (presentes en frutas y otros alimentos, aunque de el se saca el azúcar blanco o el moreno), los polialcoholes (que son industrializados y entre ellos se encuentran el eritritol, sorbitol o maltitol) y finalmente los edulcorantes intensivos (como la sacarina, la estevia o el aspartamo).
Según el informe de la OMS, los edulcorantes intensivos no solo han demostrado provocar los mismos efectos que el exceso del azúcar blanco, es decir, aportes calóricos elevados que podrían derivar en sobrepeso u obesidad, sino que además se ha encontrado evidencias de que podrían llegar a generar efectos más complejos a largo plazo como contribuir a la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Por este motivo, desaconsejan el consumo de productos como el acesulfamo K, el aspartamo, el advantamo, los ciclamatos, el neotamo, la sacarina, la sucralosa, la estevia y los derivados de la estevia. Aunque no son los únicos. Los polioles también se han puesto bajo la lupa de la ciencia y productos como el eritritol, que suele utilizarse en bollería o bebidas 'ZERO', ha mostrado indicios de contribuir a largo plazo a accidentes cerebrovasculares o ataques cardiacos, aunque aún hace falta más investigación.
Las conclusiones, las de siempre
El azúcar, o glucosa, es fundamental para darle energía al cuerpo y que funcione correctamente, pero como con casi todo, el exceso se encuentra detrás del problema. Puede que la clave no se encuentre en dejar de consumir radicalmente este producto, sino de aprender a consumirlo en menores cantidades y accediendo a las fuentes más naturales como las frutas o los azúcares menos refinados como la panela, sin dejar de olvidar que también contienen calorías aunque estas sean más nutritivas.
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