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Las capturas accidentales causan numerosos daños al ecosistema marino. Por eso varias organizaciones conservacionistas piden al Gobierno que ponga en marcha un plan de acción al respecto.
SEO/Birdlife, WWF, OCEANA, Ecologistas en Acción, ClientEarth y Fundació ENT enviaron una carta al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y a la vicepresidenta cuarta, también ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera.
Dicha misiva les recuerda sus responsabilidades en la protección de la biodiversidad marina y en la gestión pesquera, así como reclaman que se tengan en cuentan las especies sensibles como aves, tortugas y mamíferos marinos que se ven damnificados por la pesca.
Las capturas accidentales hacen que miles de especies se vean amenazadas
Todos los años decenas de miles de tortugas, aves marinas, tiburones, rayas y cetáceos acaban muriendo atrapados en los aparejos de pesca de manera no intencionada, dentro y fuera de las aguas comunitarias.
Estas especies están protegidas por las directivas europeas de Aves y Hábitats y por otros mecanismos a nivel nacional e internacional.
Pero las capturas accidentales están llevando a la extinción ecológica de diferentes especies como la pardela balear, la marsopa común, el marrajo del Mediterráneo o la raya noriega.
Los datos estiman que el 52% de las especies de tiburones y rayas del Mar Mediterráneo están amenazadas por esta situación. Además, la pardela balear, un ave que es especie endémica española también tiene sus poblaciones en descenso.
En el caso de esta ave, los biólogos reflejan que hay unas 3.000 parejas reproductoras, pero su población disminuye un 14% cada año, lo que supone que en solo 60 años podría desaparecer la especie.
Las organizaciones recomiendan al Gobierno que ponga en marcha una gestión pesquera que tenga en cuenta los impactos que generan las capturas accidentales en los ecosistemas marinos.
Ante la crisis ambiental en la que estamos sumergidos, es fundamental no sólo recuperar las poblaciones de peces -presas de estas especies- sino también proteger el conjunto del ecosistema.
Los gobiernos tienen el deber de asegurar la resistencia de los ecosistemas marinos, por la conservación de esa economía y sobretodo para que esos ecosistemas puedan adaptarse a los cambios globales a los que nos enfrentamos.
La sobreexplotación de los recursos también es una de las principales amenazas para la megafauna marina y la funcionalidad de este ecosistema a nivel global
Esta es otra de las razones por las que las ONGs han insistido a los dos ministerios en dejar de ignorar este problema y comenzar a trabajar unidos para buscar y aplicar soluciones junto al sector de la pesca, las administraciones, expertos y la sociedad civil.
Dichas medidas tienen que reforzar el seguimiento de las pesquerías artesanales e industriales, sobre todo aquellas que presentan mayor riesgo de realizar capturas accidentales. Para conseguir esto, las ONGs proponen diferentes acciones como:
Implicar a los pescadores en la recopilación en sus diarios de pesca de datos detallados sobre capturas accidentales para todos los grupos de especies
- Aumentar la cobertura de observadores (que aportan datos muy valiosos)
- Incentivar el uso de cámaras a bordo de los barcos pesqueros
- Promover el desarrollo de estudios sobre la distribución de las especies más sensibles y la de las flotas pesqueras
Las ONGs apuntan que es fundamental tener identificadas las zonas de solapamiento entre megafauna y pesca, pues el riesgo de realizar capturas accidentales en esas zonas es más grande.
La recogida de esa información de manera sistemática sirve para realizar un análisis sobre el problema, juntos a los actores implicados.
De esta forma se pueden encontrar soluciones de mitigación eficaces que vayan adaptadas a cada situación, teniendo en cuenta la flota, la modalidad de pesca y las especies afectadas.
Combinar ciencia con la participación del sector pesquero ha resultado eficaz cuando se ha tratado de "suavizar" los problemas que causan las capturas accidentales, pues se facilita el consenso y el cumplimiento de las medidas.
La biodiversidad marina está en peligro
Este plan que proponen las ONGs contribuiría al cumplimiento por parte de España en alcanzar los objetivos de gestión pesquera y conservación marina que marca la normativa Europea.
De la misma forma, colaboraría con el logro del ODS 14 sobre la Vida Submarina, y obligaría a reportar las capturas de especies amenazadas y protegidas a la UE y a los organismos internacionales.
Es nuestro deber recuperar y proteger los ecosistemas dañados y las especies afectadas por la actividad pesquera. Esto tiene que ser prioridad del Gobierno, pues afecta a la imagen y rentabilidad del sector pesquero y de nuestro país.
Controlar y frenar las capturas accidentales supone conservar la riqueza de nuestra fauna marina, y dar ejemplo como país en el logro de una sociedad sostenible.
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