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A todos nos ha agobiado alguna vez ver que se acerca el buen tiempo y que al sacar la ropa de verano y ver que el bañador del año pasado no nos queda igual, nos entran las prisas.
Como cada 1 de enero, son muchas las personas que tiran de optimismo y se animan a proponerse algunos cambios. El más común, sin duda, es el de ponerse en forma, el de “a partir del lunes me apunto al gimnasio”, cosa que luego ocurre en la mitad de los casos.
Pero, la pregunta es… ¿por qué nos cuesta tanto adelgazar? Aquí te dejamos algunas recomendaciones para adelgazar antes de que llegue el verano.
Adelgazar, el objetivo
El tejido adiposo es la respuesta. Aunque pensemos que dejar de comer nos ayudará a adelgazar, la comida nos aporta una gran cantidad de beneficios, entre los cuales: la materia prima para el crecimiento, reparación de tejidos y síntesis de biomoléculas necesarias para la realización de las funciones vitales. Además, energía química para mantener en marcha eficientemente la máquina biológica que es nuestro cuerpo.
Esto incluye todo lo que subyace bajo el paraguas metabólico: el trabajo químico, osmótico, eléctrico y mecánico interno. A lo que se suma el trabajo externo de locomoción y comunicación y, como somos animales homeotermos, la generación de calorías necesarias para mantener una temperatura constante que no dependa de la del medio externo.
Toda esta energía se genera, básicamente, oxidando carbohidratos, lípidos (grasas) y proteínas y obteniendo adenosín trifosfato.
Cuando el balance energético está descompensado (esto es, cuando la energía requerida para todo lo anterior es sobrepasada con las calorías encerradas en un exceso de alimentos ingeridos), almacenamos la energía sobrante. Almacenar el ATP como tal es inviable fisiológicamente. Hay que recurrir a acumular energía en forma de potencial redox de biomoléculas que nos permitan, en un momento dado, obtener el ATP de ellas oxidándolas.
De las tres formas que tenemos carbohidratos, lípidos y prótidos, la forma de almacenamiento de energía más eficaz es la grasa, ya que su oxidación genera 9,56 Kcal/g, casi el doble de lo que rinde un gramo de carbohidratos o proteínas. Hay que sumar el hecho de que las proteínas contienen nitrógeno, el elemento más limitante en el crecimiento y la reproducción.
Qué hacer y que no, recomendaciones para adelgazar
Una vez que sabemos esto debemos averiguar por qué es tan complicado adelgazar. Uno de los primeros motivos es que la gente, generalmente, es muy impaciente. Si no ven resultados en un plazo corto de tiempo, se desmotivan y dejan de lado todo el trabajo hecho. Muchos se embarcan en dietas milagrosas que prometen eliminar muchos kilos y adelgazar en poco tiempo.
Otros solo piensan en llegar en forma a una determinada fecha (ya sea el verano, la boda de un amigo, etc.) y después se olvidan de su cuerpo. Pero lo importante para perder peso es adoptar un enfoque a largo plazo. Por eso, señalan que es mucho mejor perder medio kilo a la semana durante seis meses (unos 12 kilos en total) que perder el mismo peso en un mes.
El deporte también es imprescindible si lo que queremos es adelgazar, ya que nos ayudará a quemar las calorías restantes, pero, también es cierto, que el paso fundamental está en la cocina.
Para finalizar, un grave problema que hace que nos sea más complicado adelgazar y perder esos kilos de más, es un problema que no se ve. Hablamos del estrés, el sueño y la carga de trabajo. Estos tres factores pueden jugar en nuestra contra. Esto provocará efecto rebote y, en vez de adelgazar, puede llegar incluso a hacernos engordar.
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