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Diferentes estudios ya han demostrado que dormir mal tiene diversas consecuencias para nuestra salud. Por eso, los expertos recomiendan que un adulto duerma entre 7 y 9 horas cada noche, y que además este sueño sea de calidad. Sin embargo, debido al estrés al que nos encontramos sometidos, las exigencias del día a día y nuestra necesidad de alargar el día, mucho no llegamos a esas 7, y si lo conseguimos, tampoco está asegurado que sea un sueño de calidad.
Ahora, una nueva investigación ha querido centrarse en un aspecto que va mucho más allá de la salud física en los efectos negativos de dormir mal. Un grupo de investigadores de la Universidad de California en Berkeley, dirigido por Eti Ben Simon, han encontrado una relación entre nuestra capacidad de ser bondadosos y altruistas y nuestro descanso nocturno.
¿Dormir mal nos hace menos altruistas?
El estudio publicado recientemente el la revista científica PLoS Biology, mostraba evidencias claras de que dormir mal limita nuestra predisposición a querer ayudar a los demás. La investigación se realizó con 136 hombres y mujeres a los que se pidió que llevasen un diario del sueño durante cuatro jornadas. A través de una serie de preguntas al inicio y al final de cada jornada, los investigadores determinaban si las personas del estudio mostraban una mayor predisposición a ayudar a otros según la calidad de su sueño.
A través de situaciones hipotéticas del día a día, como ayudar a tu vecino con las bolsas de la compra o a recoger algún objeto que se le cayese a otro, fueron observando una clara relación entre el dormir mal y una menor predisposición a querer hacerlo. En una segunda parte del estudio, recopilaron y contrastaron datos sobre tres millones de donaciones económicas efectuadas entre 2001 y 2016, en lo días anteriores al cambio de horario de verano en Estados Unidos.
Los datos revelados fueron más que interesantes, ya que en los días en los que se adelantan los relojes, es decir, que se contaba con una hora menos de sueño, pudieron ver que estas donaciones eran menos generosas durante este periodo de transición horaria. Sin embargo, este efecto no se vio en el caso opuesto, cuando toca atrasar una hora el reloj y tenemos una hora más de sueño.
Las reacciones en nuestro cerebro
Los investigadores no vieron suficiente con estas dos investigaciones, así que prepararon una tercera para ver a qué se debían estas diferencias, atendiendo a un aspecto más bien al funcionamiento de nuestro cerebro a nivel químico. Para ello hicieron dormir mal a 24 jóvenes adultos en un laboratorio de sueño durante una noche entera y otra noche en la que tuvieron un sueño de 8 horas. Comprobaron la actividad cerebral en ambas ocasiones y les sometieron a diferentes pruebas que debían decidir si prestar ayuda o no.
Vieron que dormir mal provocó que estos jóvenes no solo se mostrasen menos dispuestos a ayudar, sino que también lo vieron reflejado en sus escáneres cerebrales. "Es como si esas regiones del cerebro no reaccionaran cuando intentamos interactuar con otras personas después de no haber dormido lo suficiente", explicaba Ben Simon al exponer la baja actividad cerebral en las zonas que implicadas en nuestros comportamientos altruistas, de empatía y de generosidad.
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