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Un informe de Unicef ha indicado que Afganistán ha perdido 2,5 % de su Producto Interior Bruto (PIB) anual, es decir, alrededor de 500 millones de dólares por el hecho de negar la educación secundaria a las niñas afganas.
Una privación educativa para las niñas afganas y para el país
Desde que los islamistas se hicieron con el poder en Kabul, la situación de la población ha dado un giro de 360 grados. Uno de estos cambios se ha producido en el ámbito educativo, donde se ha prohibido a las niñas afganas realizar la educación secundaria, un hecho que ha causado pérdidas económicas incluso al propio país.
La prohibición de acceder al sector educativo no solo es una privación económica, sino también educativa, ya que se convierte en una obligación para las menores.
En cuanto al ámbito económico del país, la prohibición de la educación a las niñas afganas supone un 2,5 % del PIB anual afgano. Según han informado en un estudio de Unicef, si los tres millones de niñas que se encuentran en edad de realizar la educación secundaria pudieran acceder a ella, la economía afgana podría aumentar al menos en 5.400 millones de dólares.
A pesar de la situación educativa de las menores, desde Unicef alertan de que no se tienen en cuenta otros aspectos no financieros en relación a la educación, entre ellos el déficit de profesoras, doctoras y enfermeras, el consiguiente impacto de la disminución de la asistencia de las niñas a la escuela y el aumento de los costes sanitarios en cuanto a los embarazos adolescentes.
Tampoco se tienen en cuenta otros aspectos como las altas tasas de matrimonio infantil y la menor mortalidad infantil.
No ir a clase también supone un riesgo para la salud
El hecho de que las niñas afganas no puedan acudir a la educación secundaria supone un grave problema para su salud, tal y como han señalado desde Unicef. Por eso, la organización se encuentra trabajando en los servicios de apoyo para prevenir algunas enfermedades e infecciones como la anemia o la salud menstrual, entre otros.
En lo que va de año, los servicios de salud y nutrición en las escuelas han alcanzado casi las trescientos mil niñas y adolescentes, un hecho esperanzador para todas las niñas afganas.
Unicef no se ha quedado ahí e insiste en que muchos niños se ven obligados a trabajar para ayudar a sus familias, lo que les entorpece el camino dentro de la educación, un lugar seguro para ellos.
Es por ello por lo que nos encontramos en un momento bastante crítico para la generación más infantil, ya que las niñas afganas y sus infancias se ven perjudicadas por el nuevo mandato de los talibanes. Así, es importante mostrar el apoyo hacia las familias, sobre todo una vez que termine el verano, cuando el duro invierno vuelva a azotar las esquinas del territorio afgano.
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