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Entendemos por planificación familiar como ese "método" que permite a las personas tener el número de hijos e hijas que quieran y determinar por ellos mismos cuándo quieren ser padres o madres.
Gracias a que la sociedad ha evolucionado, la mentalidad en lo que respecta al sexo, también. Antiguamente el concepto "sexo-concepción" era algo muy típico en las etapas en las que no se contaba con los métodos de planificación.
Hoy en días las mujeres y los hombres pueden decidir cuándo es el mejor momento para formar una familia, sin tener que renunciar a la sexualidad.
La planificación familiar abarca temas muy importantes como los derechos de decisión de la mujer y evita las ITS
Llevar a cabo la planificación es posible gracias al uso de los métodos anticonceptivos y el tratamiento de la esterilidad. Asimismo, gracias a este proceso educador, se consigue concienciar a las personas de que de esta forma se proporciona la protección frente a las infecciones y enfermedades de transmisión sexual.
Actualmente contamos con numerosos métodos anticonceptivos en el mercado. Ahora bien, no existe el método perfecto, ya que el cuerpo de cada mujer presenta diferentes necesidades, dependiendo de su edad, su estado de salud y el momento de la vida en el que se encuentre.
Los especialistas en ginecología son los que pueden estudiar y valorar cada caso, asesorando a cada mujer con respecto al método que tiene que utilizar, el cual vendría mejor para ella, cosa que se extiende a los hombres, con respecto a la esterilidad y los diversos retos de la calidad del semen y demás.
Los beneficios de contar con estos avances en la mentalidad
La planificación familiar y el acceso a los métodos anticonceptivos preferidos para las mujeres y las parejas es algo esencial para el bienestar y la autonomía de las mujeres.
Y a la vez, esto aporta un apoyo en la salud y el desarrollo de las comunidades. Según la OMS la planificación familiar engloba todos los procedimientos destinados a controlar la reproducción.
Resumiendo y concretando mucho más, podemos entender que los principales objetivos de estas prácticas son:
- Elegir por decisión propia cuándo queremos tener un bebé.
- Decidir cuántos hijos queremos.
- Escoger el intervalo de tiempo entre embarazos, la diferencia de edad entre los hermanos.
Todo esto se consigue con la aplicación de métodos anticonceptivos y con aquellos tratamientos de reproducción asistida para tratar la infertilidad.
Profundizando un poco más, la planificación familiar repercute en todos estos factores, entre los que hay algunos que suponen un riesgo para la salud de las mujeres y de los propios recién nacidos.
Prevención de las infecciones por el VIH y el SIDA
La planificación familiar disminuye el riesgo de que las mujeres infectadas por el VIH se embaracen sin desearlo, lo que da como resultado una disminución del número de criaturas infectadas y huérfanas.
El uso de los condones masculinos y femeninos protegen por partida doble, contra el embarazo no deseado y contra las infecciones de transmisión sexual, dejando así que las personas puedan disfrutar de una sexualidad segura.
Recibir una mejor educación y ganar el poder de decisión propia
Esto permite que las personas tomen sus propias decisiones, pero bien fundamentadas con relación a su salud sexual y reproductiva. Por otro lado, las mujeres consiguen mejorar su educación, participando más en la vida pública.
Disminución del embarazo en adolescentes
Según los expertos, las adolescentes que se embarazan tienen más probabilidades de dar a luz un niño de pretérmino o con peso bajo al nacer.
Las cifras registradas muestran que los bebés de adolescentes presentan unas tasas más elevadas de mortalidad neonatal. Además, muchas adolescentes cuando se embarazan tienen que dejar la escuela, lo cual que implica consecuencias a largo plazo a nivel persona, para sus familias y para la comunidad.
Pues se quedan sin la oportunidad de formarse en lo que cada una quiera, dedicando sus años de juventud a la completa crianza del hijo, sin poder disfrutar tampoco de las etapas y actividades que supone cada edad.
Reducción de la mortalidad infantil
La planificación familiar puede contribuir a evitar los embarazos muy cercanos entre sí, y que pueden llegar en un momento nada oportuno.
Esto contribuyen a elevar las tasas de mortalidad infantil del mundo. Aquellos niños y niñas cuya madre muere a causa del parto también tienen un riesgo mayor de morir o enfermar.
Prevención de los riesgos para la salud relacionados con el embarazo
La mujer cuenta con su propia decisión con respecto a cuando embarazarse, pudiendo así comprobar que repercusión tendría en su salud y bienestar.
De esta forma se espacian los tiempos entre gestación y se pueden posponer en caso de aquellas jóvenes que cuentan con mayor riesgo de morir por un embarazo prematuro, disminuyendo las tasas de mortalidad materna.
Evitando embarazos no deseados, incluso en mujeres de edades más avanzadas, se evitan los riesgos que supone el embarazo en cada caso.
Disminución de abortos peligrosos
La planificación familiar disminuye las tasas de embarazos no deseados, y por ende, se reduce el número de abortos que se realizan de manera peligrosa, los cuales presentan un 13% de la mortalidad materna mundial.
Se controla el crecimiento de la población, evitando estragos en el Medio Ambiente
La planificación familiar es la clave para controlar el crecimiento, y lograr así una crecida de la población sostenible.
Se sabe que una alta tasa de personas nacidas sin control implica muchos efectos negativos sobre la economía, el medio ambiente y los esfuerzos nacionales y regionales por alcanzar el desarrollo.
Pero, para logar una correcta planificación familiar, nos debemos de apoyar en aquellos centros que nos brindan su ayuda y toda la información, y sobretodo, luchar por una correcta educación que vaya pasando de generación en generación.
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