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La crisis global del agua es una alarma que retumba en cada rincón del planeta, y el informe de Oxfam Intermón presentado en la Semana Mundial del Agua deja en claro la magnitud del problema. En un mundo donde las reservas de agua se agotan, se contaminan y se vuelven escasas, las consecuencias son devastadoras para las comunidades más vulnerables. La experticia de Oxfam Intermón en abastecimiento de agua se enfrenta a un desafío monumental: perforar pozos más profundos, costosos y difíciles de mantener en busca de agua que, cada vez más a menudo, se muestra insuficiente o contaminada.
Este informe revela la estrecha relación entre el calentamiento global y la crisis hídrica
Las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del petróleo, el carbón y el gas son los culpables principales, y su impacto se traduce en la agudización de la crisis del agua a nivel mundial.
Pozos secos y más difíciles de construir por el desabastecimiento de agua
Esta crisis representa una de las mayores amenazas para la humanidad, desencadenando un aumento en el hambre, enfermedades y desplazamientos, especialmente en comunidades y países menos preparados para enfrentar el cambio climático.
África Oriental es una de las regiones más afectadas, donde se han construido pozos que se secan o cuya agua no es potable. La sequía prolongada, agravada por conflictos y pobreza, ha dejado a más de 32 millones de personas en situación de hambre aguda e inanición.
Además, las impredecibles lluvias e inundaciones destruyen los cultivos y los medios de vida, aumentando aún más la inseguridad alimentaria, a parte de que los pozos quedan aún más resecos
El informe proyecta un futuro preocupante para África Oriental y Occidental, con olas de calor más intensas, descensos en la productividad laboral, migraciones masivas y aumento de la pobreza. La falta de inversión en sistemas de abastecimiento de agua deja a estos países expuestos a catástrofes naturales cada vez más frecuentes.
Oriente Medio tampoco escapa a la crisis, enfrentando descensos en las lluvias, olas de calor y aumento de los precios del agua y pozos inexistentes o inservibles.
Asia sufrirá el impacto del aumento del nivel del mar, lo que afectará a los acuíferos subterráneos y provocará más olas de calor, disminuyendo la productividad laboral y aumentando la pobreza y la migración. Además, se prevé un alarmante aumento en enfermedades como la malaria y el dengue.
Las consecuencias son múltiples y devastadoras
El hambre crónica podría aumentar en un tercio para 2050 debido al cambio climático, alejándose del objetivo de "hambre cero" de las Naciones Unidas. La inversión insuficiente en sistemas de abastecimiento de agua, la mala gestión de los recursos hídricos, la erosión, la contaminación y el uso excesivo de acuíferos subterráneos han exacerbado la crisis. La falta de financiamiento y apoyo internacional complica aún más la situación.
El llamado de Oxfam es claro: los países más contaminantes deben reducir sus emisiones y financiar la construcción de infraestructuras de abastecimiento de agua en las comunidades más pobres, como ocurre con el caso de los pozos. Los gobiernos deben replantear sus prioridades y destinar fondos significativos al sector del abastecimiento de agua, el saneamiento y la higiene para salvar vidas y cumplir con los objetivos de las Naciones Unidas para 2030.
La crisis del agua es una crisis global que afecta a todas las regiones y a todas las personas. No podemos permitirnos el lujo de ignorarla ni posponer la acción. El tiempo apremia, y la acción es esencial para garantizar un futuro sostenible y seguro para las generaciones venideras. Los pozos son indispensables.
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