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Mañana 1 de junio, Pedro Sánchez cumplirá su tercer año al mando de España, como consecuencia de la moción de censura que expulsó al PP de la Moncloa. Desde entonces su mandato se ha caracterizado por ser un cúmulo de situaciones críticas.
Presupuestos fallidos, falta de acuerdos, una coalición con Iglesias y Unidas Podemos que se parece más a una colisión, el tema de los independentistas y una pandemia. Unos 3 años bien cargados.
1.096 días después de ese 1 de junio de 2018 se le presenta otra crisis: el indulto a los condenados del procés.
Falta decidir
El Gobierno declaró que se tomará unas semanas más para deliberar la decisión del indulto, a pesar del rechazo en los informes, y que probablemente se hagan públicos después de las primarias andaluzas del PSOE.
Sánchez habló acerca de abrir un “tiempo para la concordia”, mientras que Calvo lo hizo acerca de que se abrirá una “página diferente” a favor de la “convivencia en Cataluña”. Este sábado le tocó a Illa defender la idea de un reencuentro y pidió un “salto hacia delante” sin mirar a las encuestas o “coyunturas cortoplacistas”.
Precisamente este detalle ya se está demostrando, 2 de 3 españoles se opone al indulto incluyendo una mayoría socialista. Pesos pesados del partido como Vara, García-Page y el expresidente Felipe González han advertido acerca del riesgo que supone este movimiento político, más dado el momento actual justo luego de la derrota del 4-M. Las encuestas por primera vez coquetean con un cambio de gobierno.
Sobrevivir para poder pelear
Para Sánchez la mejor forma de acabar con la ola independentista es concediendo el indulto a los presos a pesar de sus nulas muestras de arrepentimiento, una línea apoyada por el expresidente Zapatero, quien comparó la dificultad de esta decisión con la de ley del matrimonio entre personas del mismo género o de negociar con ETA.
La medida contará con el aval de Unidas Podemos y generará un refuerzo en los lazos de Sánchez con los partidos nacionalistas e independentistas, enterrando la posibilidad de que se una el ya muy tocado partido naranja de Ciudadanos.
A Sánchez no le quedará de otra que apretar los dientes y aguantar. Los posibles votos que pierda con el indulto los tendrá que buscar en nuevos aliados para sacar adelante las votaciones del Congreso.
La derecha repotenciada y Unidas Podemos demacrado
El principal aliado de Sánchez se encuentra en sus mínimos, de capa caída en los territorios y renovándose tras el batacazo que supuso el 4-M y la partida de Iglesias. Este último aspecto tiene un matiz, Yolanda Díaz es mucho más del gusto del PSOE (tanto de los votantes como del Gobierno) pero de esos ataques que iban para Iglesias ahora muchos de ellos irán a él.
Del otro lado de la mesa se encuentran PP y Vox, el primero parece haber frenado la popularidad del segundo recogiendo buena parte de los votantes de Ciudadanos colocándose por primera vez con posibilidades en las encuestas de tomar la Moncloa. El Partido Popular ha eliminado o por lo menos alejado las sospechas de corrupción que acabaron con Rajoy.
Casado ya prepara un discurso en conjunto del partido para sacar la máxima ventaja el rechazo de la ciudadanía a los indultos.
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