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Vivimos un día a día atípico en el que surgen diferentes estados de ánimo y muy variadas reacciones. El coronavirus parece haber puesto el mundo en pausa y lo primero que todos sentimos es la falta de libertad.
La mayoría de nuestros hábitos y rutinas se vieron modificados por el aislamiento social. Esto puede derivar en situaciones de estrés, ansiedad, nerviosismo, confusión, miedo y culpa. Con lo cual, muchos sentimos grandes dificultades para dormir, conciliar el sueño, insomnio, dificultades de concentración, síntomas de depresión y estrés postraumático.
El sueño de calidad es esencial para la salud
Los especialistas recomiendan continuar con una dieta equilibrada y el ejercicio regular puertas adentro, ya que los cambios de horarios de sueño pueden afectar la calidad y continuidad del descanso.
Dormir de forma habitual de 6 a 7 horas por noche podría llegar a destrozar tu sistema inmune, multiplicando por dos el riesgo de sufrir cáncer, de desarrollar Alzheimer, sufrir depresión o ansiedad, y además aumentar las posibilidades de que tus arterias se bloqueen alterando tus niveles de azúcar en sangre. Todo esto queda bien señado en el libro 'Por qué dormimos', de Mathew Walker.
Esa cita debería bastar para hacernos pensar en cambiar nuestros hábitos en torno al descanso. Pero además, estamos viviendo una situación extraordinaria, una situación que nos roba el sueño.
El déficit de sueño ya es un mal crónico
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 40% de la población mundial duerme mal y los trastornos del sueño van en aumento.
En Reino Unido y Japón, entre 39 y 66% respectivamente dicen dormir menos de 7 horas. En Estados Unidos, una de cada 10 personas sufre de insomnio crónico.
Aproximadamente 800 millones de personas no cubrirán sus necesidades básicas de sueño esta semana que comienza.
Dormir bien es la clave
La importancia del sueño en nuestro bienestar general y nuestra salud mental está menospreciada. En épocas de inestabilidad general como la que vivimos ahora, tener un sistema inmunológico fuerte es fundamental.
Según Walker científicos e investigadores han comenzado a presionar a los médicos para que “receten” dormir más seguido. Dormir, entre otras funciones útiles mantiene tu microbioma floreciente dentro de tu intestino. Nuestra salud nutricional y hasta emocional comienza allí.
Por otro lado, el estrés y hasta la depresión unidas a la incertidumbre económica y la parálisis de la vida cotidiana, o del aislamiento, también puede atacarse con una buena prescripción para descansar.
¿Por qué no podemos conciliar el sueño?
Puestos a hacer un breve análisis de aquello que provoca que no podamos conciliar el sueño, los resultados mayoritarios apuntan hacia la tecnología y al tiempo que pasamos atados a nuestros dispositivos digitales.
Sin embargo, la tecnología también puede servir para encontrar nuevas formas de elegir cómo trabajar y descansar, o incluso en tiempos de coronavirus, ayudarnos a mantenernos sanos.
A continuación te dejamos una serie de recomendaciones para aquellos que en este contexto, sufren de insomnio:
- Si pasas más de 30 minutos acostado sin poder dormir, levántate, ve a otra habitación y realiza una actividad tranquila y que no te mantenga activo. Por ejemplo: leer un libro con luz tenue, darse una ducha, hacer ejercicios de respiración y estiramiento como el yoga.
- Evita usar la cama para procesar mentalmente tus preocupaciones y no parar de darle vueltas a la cabeza.
- Evita comer o tomar líquidos cuando te levantes por la noche.
- Bajo ningún concepto enciendas alguna pantalla cuando te encuentres en la cama. No navegues por Internet, no te conectes a redes sociales ni juegues con consolas digitales.
- Evita tomar bebidas que contengan cafeína a partir de la tarde, ya que pueden afectar el inicio del sueño. El consumo de alcohol por la noche puede afectar la calidad del sueño.
- Evita dormir siesta durante el día. En caso de hacerla, debería ser de corta duración (máximo 30 minutos) y nunca más tarde de las 17h.
- No realices actividad física intensa en la noche, trata de alejarla al menos cuatro horas del horario de acostarse.
- Si tu sueño no mejora, no recurras a la automedicación y consulta a un médico. Muchos medicamentos de uso habitual pueden ser perjudiciales.
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