No solo por mantener la compostura, los enfados tampoco son beneficiosos para el organismo

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10/01/2023 - 14:48
Los enfados y nuestra salud

Lectura fácil

Una mirada seria, saltar a la mínima o pegar una voz como reacción, suelen ser síntomas de enfado. Todos los seres humanos somos capaces de poder sentir esta emoción básica, y tendemos a reaccionar de formas similares, ya que el proceso químico cerebral que la genera es igual para todos. A pesar de que esta emoción es más que necesaria para nuestro desarrollo, tener enfados de forma constante o mantenidos en el tiempo, puede no ser tan bueno para nuestro organismo.

Los estudios más recientes, sobre todo los que están dirigidos a investigar sobre los efectos del cortisol en nuestro organismo, presentan claras evidencias que un exceso de esta hormona, además de poder provocarnos cuadros de depresión o ansiedad, también puede generar situaciones adversas para nuestra salud física. El problema con los enfados, radica principalmente en que se trata de una emoción que libera importantes cantidades de adrenalina y cortisol en nuestro organismo.

El impacto de nuestros enfados en el cuerpo

Para entenderlo mejor, cuando nos enfadamos, todo nuestro cuerpo se prepara químicamente para generar una reacción, como puede ser la de gritar o en el caso más extremo, el de pegar. Para que todo esto suceda en nuestro organismo, cuando el cerebro detecta alguno de estos enfados, libera adrenalina para estimular el cuerpo y cortisol para preparar los músculos para una posible reacción, además, deja de enviar sangre al sistema digestivo para dirigirla hacia los músculos.

A su vez, y sin darnos cuenta, estamos generando una respuesta inflamatoria en nuestro organismo, que se desencadena desde el sistema inmunitario, para proteger al organismo de lo que este considera como un ataque del exterior.

Este chute de cortisol y adrenalina generado por los enfados, es bastante útil para defendernos o poner remedio a una situación que nos ha llevado a esa emoción. Sin embargo, cuando empezamos a experimentar esta emoción de forma constante, ya sea porque estamos sometidos a mucho estrés o porque nos está costando lidiar con situaciones de una forma más resiliente, lo que acaba ocurriendo es que desencadenamos este proceso desgastante para nuestro sistema de manera continuada.

Pulmones, corazón, cerebro, estómago

Nuestro cuerpo es muy sabio, pero está sometido a las ordenes del cerebro, y este muchas veces, puede no haber aprendido a gestionar de forma adecuada ciertas situaciones. Cuando experimentamos enfados intensos, nuestro cuerpo interpreta que nos encontramos en situaciones de peligro, lo que muchas veces lleva a subir la presión arterial, estrechar los vasos sanguíneos y que el sistema inmunitario libere células inflamatorias para defenderse.

Esta reacción física y química ante los enfados, es capaz de afectar a muchos de nuestros órganos vitales, como el cerebro, los pulmones, el corazón, nuestro sistema digestivo, e incluso a nuestro sistema inmunitario, debido a la elevada presencia del cortisol y las reacciones antes mencionadas. Experimentar situaciones de ira intensa o rabia mantenida, podría acabar provocando infartos e incluso un ictus cerebral.

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